Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

¿Actualizar la fe?

06-Diciembre-2008    Antonio Sanchis Pallarés
    Vuelve a ATRIO Antonio Sanchis, que envió en septiembre pasado su primer escrito ““Criticando la teología”, que fue objeto de una “Respuesta” por José Luis Servera y de una contrarréplica “Sobre el esfuerzo de actualizar la fe”. Estos dos últimos artículos se vieron envueltos en una extensa polémica por el sentido exclusivo o inclusivo de la palabra “hombre”. Pero quedaron flotando algunas cuestiones de interés permanente a las que Antonio intenta responder ahora, reavivando un importante diálogo entre creyentes y no creyentes, que toca el corazón de Atrio. Quisiéramos que se aprovechará para aportar más vivencia (reflexionada) que teoría (generalizada) sobre este tema.

Apreciados amigos de Atrio: Cuando, por indicación de José Luis Servera, empecé a leer Atrio e incluso a escribir algo, mi intención era expresar unas ideas que, al mismo tiempo que sencillas, iban a ser de nula o escasa repercusión. Pero algunos han tenido la amabilidad de prestar atención a mi escrito e incluso han mostrado un razonable grado de acuerdo. Otros, en cambio, han mostrado alguna disconformidad. También se la agradezco. Pero aunque no soy proclive a la polémica, a veces no puedo evitar el deseo de echarme al ruedo, y con el mejor de los ánimos voy a hacer algún otro apunte para no dejar las ideas deshilvanadas. De modo que voy a hacer comentarios a las palabras de H. Cadarso, Joxema, Letelier, Servera y Eloy

  • 1.- Dice Honorio Cadarso el 27 de octubre: como creyente puedo estar de acuerdo contigo en que “hay que buscar en la vida el sentido de la vida, en la inmanencia lo que dé sentido a esa inmanencia” como dices tú. Es decir, hay que intentarlo; hay que organizarse en la vida, alguien lo ha dicho entre los creyentes “como si Dios no existiese”. De todos modos, yo diría que hay en tus tesis como una petición de principio: explicar la vida por la misma vida? explicar la inmanencia por la misma inmanencia? Yo entiendo esto como una renuncia a explicarlas a la una y a la otra, una invitación a la pereza y el anonadamiento.
  • Mi respuesta: Ni mucho menos. Hay un intento de extraer de la vida todo su jugo. En realidad, es lo que todos los de Atrio estamos haciendo. Porque una cosa aceptarás: cuando más discutimos sobre Dios, menos sabemos sobre él. En cambio, yo creo que cuando más avanzamos en el estudio de la vida, más sabemos sobre ella. En ese sentido, es más positivo andar por ese camino.

    Y añade: entiendo tu negativa a buscar “más allá”; que la respeto, que en la vida podemos encontrarnos, dialogar y colaborar en todo. Que comprendo que a lo mío, mi fe de creyente, lo tomes por un sueño; para mí que es algo más, es una postura en la que está comprometida toda la persona, es una apertura al “más allá”, algo que, más que haberlo alcanzado yo, me ha sido dado. Lo respeto profundamente aunque no lo comparta.

    Respondo: No veo que la fe deba llevarnos al más allá. Debería llevarnos al más acá. Pero, en fin, esa es mi petición de principio: no ver qué mensaje recibimos de fuera sino captar qué nos dice la vida sobre la vida misma; saber cómo es la humanidad en lo bueno y en lo malo para arbitrar estructuras sociales y políticas que fomenten lo bueno y extirpen lo malo. Ése es el problema: lo demás no me interesa. En la página 2 me extenderé más sobre esto, contestando a José Luis Servera.

  • 2.- Y Joxema dice: El amor cristiano rebalsa las limitaciones del amor judío… Los cristianos consideran como prójimo a todo ser humano, en especial al más necesitado de comprensión y ayuda. Para subrayar el contraste entre el amor judío y el amor cristiano, Jesús narra la parábola del Buen Samaritano. Vivir esta enseñanza de Jesús no es fácil. Lo fácil es reducir el amor a quienes nos simpatizan y negárselo, en mayor o menor grado, a aquellos que no riman con nuestros intereses.
  • Respondo: Completamente de acuerdo, pero ya ves que eso no lo dice solamente el Evangelio sino la declaración de los derechos humanos y las constituciones de todos los países democráticos. Otra cosa es que lo practiquen. Pero esto ya es crítica política.

    Me parece fantástica la siguiente aportación: La verdadera dificultad radica en amar a todo prójimo, próximo o lejano, bueno o malo, como a sí mismo. De hecho, quien no sabe amar al prójimo tampoco sabe amarse a sí mismo. Completamente de acuerdo

  • 3.- Estas son las aportaciones de Gabriel Letelier: Me parece que (Sanchis) está desestimando a gran parte de la física actual, que concibe al tiempo y al espacio como productos de la evolución cósmica, y se atreve, pues, a concebir realidades y “singularidades” que están más allá de ellos y los originan o los trascienden. No me extraña entonces que no entienda a Heisenberg, Bohr y Pauli. Sin embargo, desde el punto de vista del emergentismo, yo entiendo que: “en el principio y en el fin está Dios”, pero no como hipótesis mágicas que intentan explicar “desde fuera” y antropomórficamente las emergencias físicas y biológicas, sino como un modo de aludir a lo que la cosmología y la física de la complejidad vienen investigando acerca del comienzo y el final del proceso evolutivo cósmico y de las emergencias de novedad en general.
  • Conceptos semejantes son los que vierte José Luis este mismo día de los que anticipo aquí un extracto, que tampoco acabo de entender: Detrás de todo el fenómeno religioso existe una realidad y es que la misma REALIDAD desborda la experiencia y sus posibles explicaciones y esto ha sucedido siempre incluso en los tiempos actuales del conocimiento científico y precisamente el querer explicar este desbordamiento ha dado apertura a la posibilidad de la hipótesis de un Dios. Los grandes físicos que cité sólo subrayan esto, es decir, que ante la REALIDAD, cabe perfectamente la hipótesis de un Dios.

    ¿Respuesta? Me confieso muy limitado para responder a todo lo que dicen Letelier y Servera. No renuncio a irlo comprendiendo, pero de momento no es así. Estoy a la expectativa y no me importaría que nos lo explicarais con más detalle. ¿Creéis que va por ahí la definición de Dios?

  • 4.- Y ahora expongo algunas apreciaciones de José Luis Servera, que me gustaría comentar más en profundidad: Refiriéndose a mí, dice: “También añades que el reinterpretar la fe es problema vuestro, de los que tenéis fe. No, el tener necesidad de resituarse ante la realidad a medida que uno crece o cambia es problema de todos los que tienen fe y los que no la tengan. Lo contrario suena a “como yo ya lo he superado y no me interpela es problema vuestro”. Yo decía que ante un ateo que sigue buscando me siento cercano y que me interpela constantemente pero no el ateo seguro y cerrado que dice “es tu problema”. … Capto un tufillo de ironía y autosuficiencia, donde la posible duda no aparece por ninguna parte, pareciéndome excluyente de otras opciones aunque no te lo propongas.
  • Mi respuesta: Vamos a ver si nos aclaramos: dije que la fe es problema vuestro, de los que tenéis fe. Y lo sigo afirmando con la misma convicción. Y te diré más: la fe no puede ser considerado como algo absoluto sin la que sea imposible caminar por esta vida. Y yo puedo vivir perfectamente sin que en el fondo de mi corazón anide esa fe que tú pareces considerar imprescindible. No, lo que yo tengo es la necesidad de buscar y encontrar el remedio a la infelicidad humana, a la injusticia, a la miseria, a la indignidad. Pero nada de eso es fe: es humanismo, es explotación de las mejores posibilidades que alberga el corazón humano, el estudio profundo de la manera de ser de la humanidad, de lo que le va bien y de lo que le va mal, de lo que le ayuda a avanzar y de lo que retuerce y le enfanga en su propio egoísmo, de lo que lleva a la miseria a millones de seres, cercanos y lejanos. Es ahí donde yo quiero bucear. Eso es la vida, y para eso no necesito la fe, sino un simple impulso humano, fruto de la experiencia, porque no es difícil saber a través de la historia qué es lo que a la Humanidad le conviene y qué es lo que le perjudica. Y eso, lamentablemente, no lo ha establecido la fe ni mucho menos la Iglesia: eso lo ha ido haciendo el hombre y, a trancas y barrancas, lo irá arreglando el hombre. No lo va a arreglar la fe. De hecho, no lo ha arreglado. ¿O crees que puede arreglarlo? Eso no lo arregla la fe, sino un impulso humano basado en conocimientos científicos, un impulso humanizador que hay que desarrollar al máximo. Es la acción política, en el sentido etimológico (quizá debiera decir sano y original) del término (y no en las miserables connotaciones que encierra) la única que puede y debe arreglar eso. De ella depende el futuro de la Humanidad o su destrucción. Repito, el destino de la humanidad depende de ese impulso y no de la fe.

    Por eso simplemente afirmo: el que quiera perderse, equivocarse, afirmarse o fortalecerse en la fe, que lo haga. Ése no es mi problema, ni tiene por qué serlo. La fe no es la cuestión. La cuestión es la persona humana, la humanidad, el mundo de los ricos y los pobres, de las víctimas y los agresores, de la justicia y la injusticia, de la superación del egoísmo, de los malvados y los bondadosos. De modo que de tufilllo nada de nada sino convicción rotunda. Acompañada, eso sí, del máximo respeto por todos los que desde la fe se sitúan constantemente en el bando que por ahora es el de los perdedores: el de los pobres de este mundo, el de los alabados en las bienaventuranzas. Y ahí os incluyo, con toda seguridad, a todos los componentes de Atrio. Si así no fuera yo no me molestaría en escribir esto, pero estoy convencido de que ese impulso humano también ha sido propiciado y fomentado por Jesús y por todos los que han recogido su testigo. Incluso diría más: los auténticos seguidores de Jesús creo que tienen una sensibilidad especial para alinearse al lado de los pobres de la tierra, a pesar del esfuerzo que deben hacer para sortear todos los obstáculos que les pone la Iglesia oficial. En este sentido, es impresionante y emocionante el escrito de Miguel Ángel Velasco Serrano, refiriéndose además a Bonhoeffer, que ni siquiera me atrevo a comentar, para no devaluarlo.

  • 5.- En cuanto a las palabras de Eloy, respondo que aunque no sé si alguien nos lo va a preguntar, acepto tu intuición, aunque yo simplemente diría que el sentido de nuestra vida no es si nos van a preguntar si fuimos ateos, agnósticos o creyentes, sino que si dimos de beber al sediento y de comer al hambriento. Y si hemos alegrado y consolado al triste y al que se encontraba sólo.
  • Y sigo mostrando mi acuerdo cuando dices: Yo pienso que no hay que obsesionarse mucho. Cada uno debe vivir, desde la ética, sus propias creencias (o increencias) sin forzarlas, sin angustiarse, escuchando al propio corazón, con naturalidad plena. Con paz.

    Antonio Sanchis Pallarés, 31 octubre 2008

    Haz hoy mismo tu APORTACIÓN (Pinchar aquí)

    Escriba su comentario

    Identificarse preferentemente con nombre y apellido(s). Se acepta un nick pero con dirección de e-mail válida.

    Emplear un lenguaje correcto, respetar a los demás, centrarse en el tema y, en todo caso, aceptar las decisiones del moderador