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Su Eminencia López Trujillo, ¿manipula o sólo delira?

06-Mayo-2006    Txemi

En su edición del jueves 4 de mayo, el diario El País publica una larga entrevista a su Eminencia el cardenal colombiano Alfonso López Trujillo, máximo responsable del Pontificio Consejo para la Familia. Al finalizar su lectura, casi es inevitable asombrarse ante estas declaraciones, sobre todo si se conoce algo de la historia de su Eminencia. A un estilo más bien pontifical se añade una cierta soberbia doctrinal, en un contexto de lamentables insinuaciones sobre la capacidad pastoral y los conocimientos del cardenal Carlo Maria Martini. Además, se detecta un hecho incontrovertible: su Eminencia efectúa una afirmación sobre el significado del método ABC para la prevención del SIDA que es exactamente falsa. Y es que algunos, siguiendo una trayectoria imparable desde ya antes de que a unos juveniles 47 años les hiciesen cardenales en compensación por los buenos servicios prestados como férreos guardianes de una determinada moral e incansables martillos de presuntos herejes, parece que ahora quieren ser más papistas que el Papa y, sobre todo, que uno de sus más célebres cardenales.

Ante todo, parece evidente que su Eminencia Alfonso, cardenal López, réplica con cierta dureza y, desde luego, tajantemente a todas y cada una de las reflexiones “aperturistas” (ni siquiera propiamente muy avanzadas) realizadas hace algunas semanas por el jubilado cardenal Carlos Maria Martini en materia de moral sexual y familiar, es decir, en “la materia”, pues, como sugiere la última Instrucción pastoral de la Conferencia Episcopal Española, parece que toda la preocupación moral de la Iglesia se agota ahí. Además, sorprende el no disimulado y poco caritativo esfuerzo de su Eminencia por minusvalorar la formación de su hermano el cardenal Martini en “la materia” y sus conocimientos pastorales al respecto. ¿Será que aporta más experiencia pastoral con los fieles ocupar puestos de ordeno y mando en la burocracia vaticana que suceder a San Ambrosio ejerciendo largos años y hasta la jubilación como obispo de Milán, la mayor diócesis de Europa? O, lo que probablemente es todavía más chocante, ¿será que la obra de reflexión teológica y pastoral del “sólo biblista” Carlos María Martini (véase un ejemplo de algunos de sus libros en castellano en el catálogo de Verbo Divino ) resulta ser ahora pura bagatela comparada con las desconocidas aportaciones efectuadas en ese ámbito por su Eminencia? Ante la posibilidad de que las aportaciones de su Eminencia no fueran reales sino sólo virtuales, uno se apresura a buscar en Internet con ayuda de Google, pero no hay forma: en vez de ingentes obras teológicas y pastorales de su Eminencia, el dichoso buscador, quién sabe si controlado por Martini, se empeña en reducir las obras de su Eminencia a la Obra, quiero decir “La familia: don y compromiso, esperanza de la humanidad”, cuyo texto íntegro aparece en la propia web vaticana. Eso sí, el incontrolado buscador, sin nihil obstat, nos envía a la curiosa web www.cardinalrating.com e informa con total desvergüenza acerca de la acusación hecha contra su Eminencia por una presunta recepción de dinero procedente de un narcotraficante o su presunta negativa a condenar a párrocos de su antigua archidiócesis colombiana que respaldaban los programas de vivienda de un capo de la droga.

Por otro lado, llama la atención el retórico y desesperado recurso de su Eminencia a una posible mala interpretación o incorrecta transcripción de las palabras de Martini, e insinúa que habrá de hacerse una rectificación por parte de éste. ¿Alguien puede dudar de que, como en todas las entrevistas importantes en nuestros medios de comunicación, las reflexiones de Martini sólo se han publicado tras su expresa aprobación del correspondiente borrador? Distinto será que alguien con la máxima autoridad jerárquica “le anime fraternalmente” a matizar por el siempre tan socorrido bien de la Iglesia….

Además, es significativo cómo entiende su Eminencia el proceso de formación y matización de la doctrina dentro del magisterio de la Iglesia: estamos ante un proceso exclusivamente centralista, verticalizado, jerárquico y de cuatro “iniciados” a las órdenes del Santo Padre, como si Pedro y cuadro colegas de Jerusalén nombrados por él fuesen los únicos que tuviesen que decir la última primera y última palabra (y, en realidad, también todas las palabras intermedias) acerca de dicho magisterio. De hecho, suena patético leer que si hubiera algún cambio en la doctrina de la Iglesia su Eminencia se habría enterado rápidamente …. En realidad, quiere decir que lo sabría por estar todos los días en la colina vaticana, es decir, para entendernos, en el cotarro. Frente a aquello de que el Espíritu sopla donde quiere, parece evidente que lo que a algunos realmente les gustaría es que el Espíritu fuese de verdad una paloma (y no precisamente mensajera) para encerrarla en una jaula de un nuevo zoológico en los jardines vaticanos.

Y llegamos “al hecho incontrovertible”. Se le pregunta a su Eminencia en la entrevista lo siguiente: “Usted había hablado en una oportunidad de la estrategia abc. ¿Qué es exactamente?” Y responde: “El abc suena más claramente en inglés ya que se lo inventaron en Estados Unidos. A, de abstinencia; b, de Be faithful, ser fiel. Y la c no es de condón como dicen algunos. La c es de castidad”. Resulta que “los algunos” que dicen que la c es de condón son los reputados expertos firmantes y adheridos a un famoso documento publicado el 27 de noviembre de 2005 en la muy prestigiosa revista médica The Lancet, con el fin de proponer una estrategia para luchar contra el SIDA basada precisamente en el método ABC. Sí, recordamos bien: el mismo documento que le costó un disgusto y una rectificación al inefable secretario de la Conferencia Episcopal Española, Juan Antonio Martínez Camino. Y es que nuestro teólogo-secretario había leído correctamente el famoso documento colectivo de “The Lancet”: “Ha llegado el momento de ponernos de acuerdo sobre la prevención de la transmisión sexual del VIH “. Entre los expertos firmantes -ver al final del documento que acabamos de citar- figura Jokin de Irala, de la Universidad de Navarra, institución fuera de toda duda doctrinal, a la cual también pertenece Antonio de Moya, traductor de la versión al castellano del documento. Desgraciadamente para su Eminencia, el traductor no manipula el original: “Enfoque del “ABC” (por sus siglas en inglés: Abstinence–Abstinencia; Be faithful/reduce partners–Fidelidad/reducción de parejas; y use Condoms—usar Condones)”. ¿Será que estos expertos desconocen a qué se refieren al señalar la estrategia ABC? ¿Por ventura la siempre bien orientada sociedad conservadora norteamericana dará otro significado para las siglas ABC en este contexto? No hay forma: de nuevo Google desmiente a su Eminencia. Y hasta en la web de la conservadora organización Heritage la C es de condom ().

Pero es casi seguro que todos estos dislates de su Eminencia tienen un origen psicológico, debido a su comprensible sufrimiento personal. Y es que, en su actual visita a España ha afirmado, según La Verdad de Murcia, que concebir un mundo sin hijos “es concebir el infierno” . Pobre Eminencia, célibe, resulta que vive en el infierno. Desde ahí, ¿cómo no va a estar próximo a todos esos fariseos que “atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas” (Mt, 23,4)?

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