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Carterbury y Roma: juegos de niños entre eclesiásticos

01-Diciembre-2009    Atrio
    Ya hemos hablado de la acogida de Roma a los anglicanos conservadores. Y se han oído diversos comentarios suscitados en el mundo católico. Hoy traemos uno escrito por un obispo anglicano, John Shelby Spong. Claro que no es un obispo cualquiera: ver su biografía y sus 12 tesis. Ahora ya está jubilado y enseña teología en Harward y en su propia web: Un nuevo cristianismo para un nuevo mundo. Es un obispo que enseña a buscar la verdad a seguir a Jesús pensando con la propia cabeza.

Canterbury y Roma: Juegos de niños entre eclesiásticos

Por John Shelby Spong, obispo jubilado de Newark (NJ-USA). 19-11-2009.

Vamos a ver si estoy en lo cierto. El Papa tiene escasez de clero y los anglicanos tienen un pequeño grupo del clero enajenado que no puede aceptar a mujeres como sacerdotes y obispos, y que se horroriza con la idea de que la Iglesia cristiana pueda dar la bienvenida a personas homosexuales. ¿Por qué no resolver ambos problemas de una tacada? Eso parece ser lo que piensa el Papa, aunque se ha formulado dentro de una declaración más sofisticada. El motivo indicado por el Papa es que su profunda preocupación por algunos clérigos y laicos cuyas conciencias están perturbadas por el moderno impulso hacia la igualdad de las mujeres y los gays, le ha decidido a intervenir en los debates anglicanos internos para ofrecer a estos tradicionalistas pre-modernos la alternativa de llegar a ser católicos romanos.

Al Papa le parece una solución perfecta, ya que muchos de estos tradicionalistas han sufrido desde hace mucho tiempo la “fiebre romana” y parecen añorar una iglesia en la que sus prejuicios no serían desafiados. Como el Papa. ellos están realmente molestos ante la idea de que las mujeres puedan llegar a ser seres humanos de primera categoría, incluso quizás creados a “imagen de Dios”. Ellos están trastornados ante el pensamiento de que las mujeres quizás logren realmente el poder después de haber logrado entrar en universidades que se reservaban hasta ahora sólo para varones. Este “error fatal” ha favorecido el que las mujeres estrechen las fronteras del sexismo que ha limitado pesadamente el lugar de mujeres en la sociedad. Estas mujeres cultas aspiran hoy a cargos que en otro tiempo se pensaba que estaban fuera de sus competencias, como la de ser primera Ministra de Gran Bretaña o Secretaria de Estado en Estados Unidos, tanto en la administración republicana como demócrata, e incluso han llegado a ser juezas en los tribunales supremos de ambos países. Entonces, horror de horrores, estas mujeres comenzaron incluso a aspirar al sacerdocio. Esta práctica ahora ha “corrompido” las filas anglicanas introduciendo, como el Vaticano ha indicado, “una peculiar distorsión ” en el sacerdocio, ya que esta profesión “fue ordenado por Dios a ser un enclave exclusivo de varones”. Ahora en Inglaterra estas mujeres recientemente ordenadas aspiran aún más, piensan que ellas pueden ser obispos. De hecho, las Iglesias anglicanas en Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda ya tienen obispos mujeres, pero hay una cierta mentalidad inglesa que sugiere que nada es auténtico del todo hasta que sucede en Inglaterra. El tener obispos mujeres inglesas, arguyen estos tradicionalistas, daría a las mujeres autoridad sobre hombres, en clara contradicción con la enseñanza de S. Pablo, y como los obispos ordenan a los sacerdotes, esta anormalidad se extendería como un cáncer a través de la comunión entera.

La segunda dificultad que estos tradicionalistas tienen y que enternece el corazón del Papa tiene que ver con las personas homosexuales, que ahora aparecen ya en la cola de aspirantes a la ordenación. Su presencia no es nueva, pero su decisión de no querer por más tiempo ocultar su condición y vivir avergonzados, sí que lo es. Uno de ellos ha sido elegido y consagrado como obispo anglicano en Nuevo Hampshire. Otros seguirán seguramente.

Este asunto de la homosexualidad da incluso aún más miedo a estos tradicionalistas porque su aceptación abriría el armario sacerdotal en el que los gays se han ocultado en la Iglesia desde hace siglos. En un claro vuelco tanto de la racionalidad como de la moral, ya que la Iglesia siempre ha asumido que la homosexualidad no es un pecado mientras esté oculta y sea negada por la Iglesia. ¡Admitir que muchos quizás escojan el sacerdocio porque ellos no quisieron casarse destruye la propaganda del sacrificio!

Los tradicionalistas anglicanos y las principales iglesias romanas aprendieron desde hace mucho tiempo cómo sobrevivir ante esta manifiesta falta de honradez. En Roma, parejas de sacerdotes gays sirven con frecuencia en las mismas parroquias y comparten las mismas casas rectorales. En el anglicanismo las parejas gays del clero se las arreglan, con el consentimiento de su obispo homófobo, para servir en iglesias adyacentes. En ambas iglesias el clero gay ha aprendido a confesar sólo con confesores homosexuales, sin embargo, la retórica contra la condición de gay continúa. Benedicto XVI llama a la homosexualidad un estilo de vida desviado y el Arzobispo de Canterbury lo define como “un estorbo para la unidad anglicana”. Ellos todavía fingen que pueden curar lo que no es una enfermedad y ellos pueden condenar lo que nosotros ahora sabemos es una parte natural del espectro de la sexualidad humana.

Dado que sol no brilla en este mundo poco honrado de la represión eclesiástica, cuando la Iglesia anglicana comenzó a enfrentarse a sus prejuicios contra gays y lesbianas, y a ordenarlos abiertamente, estos sacerdotes anglicanos tradicionalistas comenzaron a amenazar con formar una iglesia separada. Roma vio esto como la apertura que ellos han esperado desde la Reforma y publicó una invitación oficial a estos sacerdotes y a sus congregaciones para llegar a ser católicos romanos. Unos cuantos sacerdotes y laicos sexistas y homófobos más, pasarían desapercibidos en esa iglesia. Esa decisión preparó el camino para una rueda de prensa excepcional que tuvo lugar en Londres a finales de octubre.

Convocada por el Cardenal Arzobispo de Westminster, que dirige la Iglesia Católica romana en Inglaterra, esta rueda de prensa necesitaba un poco de perfume y el Arzobispo de Canterbury, que dirige la Iglesia anglicana, fue invitado a asistir. El ataque preventivo del Vaticano fue explicado como una respuesta a la preocupación pastoral del Papa para con estos tradicionalistas. Mas el Arzobispo de Canterbury había sido informado de esta “profunda preocupación” justo unas horas antes.

En su propuesta formal, el Papa invitó a estos anglicanos a llegar a ser católicos romanos bajo los términos de un concordato especial. Los sacerdotes anglicanos casados podrían retener a sus mujeres y les serían permitido ejercer como sacerdotes romanos, pero sólo después de que fueran “reciclados y vueltos a ordenar”, ya que las ordenaciones anglicanas son “nulas y sin efecto”. Ellos deben, por supuesto, aceptar toda la doctrina católica de la Inmaculada Concepción de la Virgen, que llegó a ser dogma sólo a partir de 1854, a la Ascensión Corporal de la Virgen, que llegó a ser dogma sólo en 1950. Ellos tendrán que reconocer y aceptar la infalibilidad papal, que llegó a ser dogma en 1870 y que es por supuesto el pegamento que mantiene las líneas de la autoridad de esta iglesia netamente autoritaria e incluso despótica. Los antiguos anglicanos tendrán que enseñar la posición católica sobre el control de la natalidad, el aborto y el final de la vida, y serán obligados a decir a sus antiguos colegas que hay una sola iglesia verdadera y que los anglicanos son, en el mejor de los casos, cismáticos y en el peor, herejes. Como un edulcorante, Roma les permitirá el uso de liturgias que tuvieron un aura anglicana. No sólo anima el Papa a estos sacerdotes a hacerse católicos romanos, sino que también les invita a traer consigo a sus congregaciones enteras y todas las propiedades de la iglesia con ellos, como si este clero poseyera sus iglesias.

El Arzobispo de Canterbury se sentó al lado de su colega católico con un silencio que daba pena. Pase lo que pase en la Comunión anglicana, él parecía responder, con la retórica de la simpatía, que esto iba a hacer más duro su trabajo, como si tuviera una cosa algo que ver con la otra. Uno se pregunta si el Arzobispo se sentiría tan comprensivo, junto con Roma, de estos tradicionalistas, si fueran racistas cuyas conciencias habían quedado ofendidas por el fin de la esclavitud, la segregación y el apartheid. Esta rueda de prensa me recordó a los niños que juegan el juego, “¡Mi papá es más fuerte que tu papá!” Sólo el religiosamente ingenuo y el inmaduro juegan a esta clase de juegos eclesiásticos, pero aquí estaban a plena luz jugando a eso las cabezas espirituales del primer y tercer grupo más grandes de cristianos en el mundo.

Si los anglicanos quieren realmente formar parte de este teatrillo de jardín de infancia del absurdo, sugiero que emparejemos arrogancia con arrogancia y seamos igualmente tan insensibles como el Papa ha sido. Esto es lo que pienso que debería haber dicho el Arzobispo de Canterbury:

    “Su Santidad, Papa Benedicto XVI: estamos muy complacidos en transferir a usted estos miembros marginales de nuestra iglesia que todavía definen a mujeres como infrahumanas y que considera a las personas homosexuales como desviadas y anormales. Esperamos que ellos sean felices en una iglesia como la suya. Nosotros, los anglicanos, debemos comprometernos sin embargo de tomar en serio a nuestro mundo moderno. En el espíritu de nuestra nueva relación, en que cada iglesia es libre de ofrecer consuelo por medio de una invitación a nuestras respectivas comuniones cuyas conciencias están perturbadas, ofrecemos esta nueva iniciativa ecuménica. Invitamos a todo clérigo ÑÑÑ católico romano gay que esté cansado de ocultarse con falta de honradez, a que se haga anglicano. Para aliviar su transición nosotros permitiremos que utilice algunas liturgias romanas. Nosotros también invitamos a todas las personas laicas católicas romanas, alienadas al no poder retorcer ya más sus mentes con galimatías del primer-siglo, a que abandonen los dogmas que la revolución intelectual de los pasados 500 años han convertido en increíbles, y a que vengan ahora a una Iglesia donde podrán explorar la verdad con mentes no encadenadas por el mito de la “revelación divina”. Invitamos a quienes creen en la igualdad sexual y que desde hace mucho tiempo proponen el matrimonio del clero y la ordenación de mujeres al sacerdocio a que vengan para que no tengan que vivir más tiempo en una esquizofrenia espiritual. Invitamos a los católicos romanos que escogen practicar el control de la natalidad como una elección moral en un mundo superpoblado y que ya no pueden tolerar que se diga que la planificación familiar es mala y por lo tanto condenada por Dios, especialmente a los que no tienen intención de dejar de practicarlo, a que consideren hacerse anglicanos, lo cual significaría que podrían dejar de vivir en una mentira. Nosotros también recibiremos a sus clérigos sin el ultraje de hacerles pasar por un nuevo adiestramiento o una reordenación. Nosotros quizás les requiramos participar en algunas clases para que les enseñen a pensar por sí mismos, ya que ellos han tenido poca experiencia de eso, y quizás les pidamos que ellos aprendan a cultivar más la sensibilidad en relaciones humanas. En el mundo occidental nosotros hemos aprendido que esta clase de aprendizaje es necesaria tanto en los negocios como en la instrucción de policías para destapar los prejuicios atrincherados”.

Tal discurso lo haría para dejar claro que, de jugar, los dos pueden seguir con este juego infantil a la par. Una actuación como la que se desarrolló en esa rueda de prensa crea una profunda vergüenza en los que todavía reclaman para sí el título de cristianos y que procuran caminar con integridad en el misterio de Dios. Yo me quedo espantado de ver hasta qué nivel ha descendido ahora el diálogo religioso. Cuán solitario y deprimido debe de estar el Carpintero de Galilea al ver lo que se ha hecho en su nombre. El cristianismo puede hacer algo mejor que esto. El cristianismo debe hacer algo mejor que esto.

[Traducción de ATRIO.org]

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