Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

Juan Goytisolo contesta al Arzobispo de Toledo

27-Mayo-2006    Francisco Asensi

El País del 27 mayo 2006 publica un artículo de Juan Goytisolo titulado Las alarmas del cardenal Cañizares“.

Por lo visto el cardenal está preocupadísimo porque la laicidad (esa plaga peor que las 7 de Egipto juntas que ha propiciado el diabólico Zapatero) ha invadido Europa y nuestro país (otrora reserva espiritual de Occidente ¡Ay, si Franco levantase la cabeza! ). España se rompe, se rompen las familias, se rompen los matrimonios, se rompen las Tablas de la Ley por el VI y el IX mandamiento (los otros no cuentan), se rompen los votos sagrados del celibato, se rompen… La apostasía silenciosa cada vez es mayor y más clamorosa. Nadie se confiesa (ni los curas, ni los obispos ni siquiera los cardenales de la Curia Romana por aquello de que, día sí y otro también, siempre tienen a mano una “indulgencia plenaria”). Las vocaciones escasean. La juventud con buen olfato huye del tufo carca que desprenden nuestros obispos (que confunden la retrógrada ideología vaticana con las enseñanzas del Evangelio )… Por si todas esas calamidades no fuesen pocas, los católicos de toda la vida no se rascan el bolsillo (y este Gobierno laico se hace el sueco y no quiere asumir su responsabilidad subsidiaria. ¿Se habrá visto? ¡Persigue a la Iglesia, niega a los “señores ministros de Dios” la libertad y el pan, y, encima, los de Bruselas quieren que sus palacios y todos los inmuebles de la Iglesia paguen impuestos…!). Una ola de ateísmo anticlerical arrasa España y amenaza con pasar a la otra orilla del Atlántico… ¿Qué queda en pie, señor cardenal?

El señor Cañizares considera tan grave la situación (¿quizá irreversible?) que arenga a sus colegas a combatirla “hasta con el sacrificio de nuestras personas“. No creo que este llamamiento les haya entusiasmado. Me permito aconsejar a los fans de monseñor que no se precipiten y esperen a que él de ejemplo, no sea que embarque a los demás y él se quede abanicándose en su palacio. Lo que da miedo, como apunta Goytisolo, es que esta invitación al martirio propio conduzca al exterminio ajeno, como tantas veces sucedió en la historia. ¿Tan ardiente celo siente el señor Cañizares por nuestras almas que no puede dejar que nos condenemos en paz?

El señor Cañizares, ¡a estas alturas!, quiere hacernos comulgar con ruedas de molino. Monseñor, el limbo ya no existe, dentro de poco dejará de existir el infierno y sabe Dios cuántas cosas más…, y los tiempos del nacionalcatolicismo que añora ya pasaron, ¡y quiera Dios que no vuelvan!

Como el lector comprenderá, las cosas de monseñor hay que tomárselas con una buena dosis de humor (que no está reñido con la seriedad), pues de lo contrario, arreglados iríamos.
Jesús no nos ha llamado a la amargura ni al resentimiento sino a vivir en la alegría y la libertad de los hijos de Dios.

La lectura del artículo de Goytisolo es altamente saludable, proporciona una bocanada de aire fresco y ayuda a echarse de encima la caspa, si es que todavía tenemos alguna.

Francisco Asensi

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