Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

El Obispo que defiende al cura

17-Junio-2006    Antonio Duato

Publicó  Religión Digital la indignación de muchos feligreses por la predicación machista y ofensiva a los homosexuales del Cura de  Sangonera la Verde. Y hoy publica cómo el obispo Reig Pla  defiende a su párroco. Me parece honrado, si lo que predica es lo que piensa el obispo. La ventaja es que el obispo puede decir que no su cura no dijo lo que dicen de dijo. Pero en principio lo defiende.

Esto me trae a la memoria dos hechos que tienen relación con  lo mismo.

Hace unos meses el profesor del seminario de Valencia Gonzalo Gironés escribió en la publicación diocesana Aleluya que las mujeres provocan a sus maridos con la palabra hasta el punto de que estos a veces estallan con malos tratos, pero lo grave es que son ellas las que abortan. Se armó el escándalo.  Y su Arzobispo lo desautorizó, se lavó las manos y envió al extranjero al jubilado profesor sin mostrar piedad alguna por él. Sé que esta actitud del Arzobispo indigno profundamente al clero de Valencia, aún a los que no compartían las opiniones de Gironés. En el caso actual, el obispo Reig Pla ha mostrado mucha más nobleza.

Como fue noble el obispo Jesús Pla en un caso que me pasó a mi. Era el otoño de 1975. Las últimas ejecuciones decretadas por Franco. En una parroquia del Puerto de Sagunto pronuncio una homilía diciendo que la letra y el espíritu del Evangelio de Jesús están en contra de la pena de muerte. Sólo eso. No hacía falta más. Todos, incluídos los policias que yo conocía, entendían todo. Una multa de 150.000 pesetas.  O pago la tercera parte o voy a la cárcel. Llevo a mi obispo el texto de la homilía, que prudentemente había grabado, junto al texto de la denuncia. Deseo que juzgue si ejercía o no como ministro de la palabra en ese momento. Si cree que sí, que lo testimonie en mi defensa y que pague la multa si no quiere que vaya a la cárcel. Él, que en tantas cosas difería conmigo pero que era noble, redacta su testimonio favorable y me da el dinero.

Ahora sólo falta saber si los escandalizados feligreses de Sangonera fueron lo suficientemente sagaces como para grabar las homilías y frases denunciadas. Si es así, lo sabremos y todos podrenmos formarnos opinión de él y de su obispo, que dice que cumplía con su misión. Pero, por ahora, el gesto del obispo de Murcia lo considero un gesto de nobleza con los suyos, que desgraciadamente no tienen otros obispos en casos semejantes.

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