Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

Grass, Ratzinger y el nazismo

21-Agosto-2006    Atrio
    El Diario de Noticias, según nos ha informado el Servicio de Prensa del Arzobispado de Pamplona, publica hoy este artículo de Diego Mas Mas, que toca un tema sobre el que se ha debatido ya en ATRIO.

Hablemos claro, porque todavía hay quienes tienen el valor de compararlos falsificando sin pudor los hechos. Tanto Günter Grass como Joseph Ratzinger fueron llamados a filas por el Ejército nazi, y no se escondieron ni se negaron como otros, terminando por ser hechos prisioneros de los aliados. Pero el escritor ha confesado libre y espontáneamente este hecho, desconocido hasta ahora, después de haber pasado toda su vida denunciando fuertemente en la culpabilidad del pueblo alemán por el nazismo, y su necesidad de reparar los daños ocasionados, lo que le ha costado enormes disgustos y perjuicios. Por el contrario, Ratzinger, a pesar de que su pertenencia al Ejército nazi y su captura por el Ejército aliado ha sido siempre conocida, y de que ha vivido siempre profesionalmente de predicar la confesión de los pecados, ni siquiera cuando le hubiera sido más fácil y obvio hacerlo, como en su reciente visita al Campo de exterminio de Auschwitz, ha confesado ni pedido perdón por su debilidad, ni por las muchas de su organización, la Iglesia Católica; mucho peor aún: ha intentado, al contrario que Günter Grass, exculpar en lo posible al pueblo alemán.

¿Cuál de los dos ha mostrado ahora -que es cuando más importa, en la cumbre de su respectiva influencia- mayor entereza, con cuál de esos dos ejemplos morales podemos dormir más tranquilos? ¿El de quien espontánea y libremente confiesa y pide perdón, o el de quien, incluso en el momento más debido y solemne, calla su pecado y minimiza el de su organización y su nación? Sin embargo, todavía hay quien, tergiversando radicalmente los hechos, pretende sostener lo contrario, basándose en que el cuerpo del ejército en que escogió pasar su servicio militar obligatorio Günter Grass era más sanguinario, cuando él estuvo mucho menos tiempo -sólo tres meses– en el ejército de Hitler que Ratzinger, ¡y sin disparar ni un tiro! Ojo a quienes, por fanatismo político pseudorreligioso, no dudan en poner en peligro nuestra seguridad, además de traicionar el auténtico mensaje evangélico, como desgraciadamente también hicieron tantos Papas Borgia, tantos Judas -o peores, porque éste se arrepintió- como ha conocido la historia.

Haz hoy mismo tu APORTACIÓN (Pinchar aquí)

Escriba su comentario

Identificarse preferentemente con nombre y apellido(s). Se acepta un nick pero con dirección de e-mail válida.

Emplear un lenguaje correcto, respetar a los demás, centrarse en el tema y, en todo caso, aceptar las decisiones del moderador