Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

El núcleo duro del discurso de Ratisbona

18-Septiembre-2006    Atrio

La referencia a la irracionalidad del Dios del Islam y a las raíces de violencia presentes en el Corán han monopolizado la atención prestada al discurso de Benedicto XVI en Ratisbona, pasando por alto otros elementos graves en sus juicios sobre el concepto de razón que hay en occidente.

Me escribe sobre ello Juan Luis Herrero del Pozo desde Logroño:

    Es lamentable la metedura de pata del Papa en Ratisbona sobre el Islam. Pero aún no ha habido tiempo de caer en la cuenta del verdadero contenido y alcance de tal discurso en el que pretende analizar la relación razón-fe. Hágase este análisis y se verá cual es el verdadero “humus” de su teología, por una parte, y, por otra, dada su actual mayor responsabilidad que cuando era gran Inquisidor, cómo intenta contemporizar… aunque sólo sea escudándose en la ambigüedad: ¿cómo entiende exactamente Ratzinger la relación entre fe y razón? Quien lo haya entendido que nos lo aclare. Yo al menos entendía mejor lo que decía en el famoso documento tan integrista que dedicó al tema [Se refiere Juan Luis seguramente a la Declaración Dominuas Iesus que luego citamos] . Imagino que cuando el árbol (lo de Mahoma) haya dejado expedita la visión del bosque (fe-razón) los teólogos nos dirán algo jugoso sobre este discurso papal en Ratisbona. Cordialmente. Juan Luis.

Aparte del artículo de Tamayo, que ATRIO reproduce en otra entrada, efectivamente son pocos los que han analiazdo y omentado la totalidad del discurso. Sólo he encontrado estas interesantes preguntas que se hace un teólogo noteamericano en un blog, según me remite un amigo de Brasil:

    Se sabía que su discurso sería un ladrillo cuando él empezó dirigiéndose al presidente de la Universidad de Ratisbona con el título medieval de “Rector Magnificus. ”

    Tengo unas cuantas preguntas sencillas:

    En primer lugar, ¿por qué pronuncia el Papa una conferencia académica en una universidad? ¿Trata todavía él mantenerse su status de catedrático? ¿Intenta así proyectar la imagen de un Papa-erudito? ¿A quién trata él impresionar?

    ¿Por qué todo ese recordar con nostalgia el pasado de la academia regresando a los años cincuenta? ¿Por qué todo ese énfasis sobre la colegialidad y comunidad que había entonces?

    ¿Y por qué hablar en este momento acerca de la razonabilidad de la fe? ¿Estamos regresando al siglo XIX?

    ¿Por qué escogió él el formato de una lección magistral en vez de un formato de seminario dialogal? ¿Por qué no hubo un momento para preguntas y respuestas?

    ¿Por qué demonios él empieza por citar a un emperador bizantino antes que a un padre de la Iglesia?

    La conferencia entera trataba de la “razón” y “la fe.” Pero él utilizó estos conceptos como si ellos no fueran en absoluto problemáticos. ¿Nadie le dijo que la comunidad universitaria contemporánea se interroga por estas nociones y no hay consenso y evidencia ni siquiera en lo que significan ambos términos? ¡Y “logos”! ¿Nunca ha oído él los peligros de “logocentrismo”? Cuándo él habla acerca de la fe y la razón y de Dios parece como si él sólo poseyera el significado de estos trabajosos conceptos. Parece un poco como cuando Batterfly McQueen le dice a Escarlata O’Hara aquello de “Yo sé todo acerca de cómo vienen los bebés, yo los hago.”

    Yo sé todo acerca de Dios. Dejadme que os diga a vosotros musulmanes todo acerca de El.” Así alardea también la madre Angélica, fundadora de la Radio Católica Mundial.

    ¿No habría sido una buena idea encargar a un experto del Vaticano encontrar algunas citas de algunos musulmanes actuales o expertos de Corán que afirmaran que su religión no enseña la violencia?

    ¿No muestra este incidente lo desactualizado que está el Vaticano? ¿Cómo puede haber metido tanto la pata? No era un día bueno para la infalibilidad. ¿Se había sentado en su cátedra?

    Yo no puedo puedo estar de acuerdo con quien dice que él quiso herir a los musulmanes. Yo no creo que él sea malo o que quiera otra cruzada. Pienso que es toda parte de la misma mentalidad que se niega a reconsiderar la doctrina de la Iglesia en ninguna área. Se burla de lo que solemos pensar que era el ecumenismo de verdad. Él podría haber hecho una contribución verdadera a la paz del mundo abriendo el diálogo verdadero con los musulmanes y con otras religiones. Dejó volar la ocasión. . .

    John Devine. Maryland 45-68. En http://groups.yahoo.com/group/companeros-westcoast/message/16990

Y tras estas dos citas, empiezo a decir lo que yo pienso.

1. El discurso de Ratisbona es una proclamación desde el papado del programa contenido en la “Dominus Iesus· de 2000.
Yo había ya dicho en la entradilla que introducía el tema del “Malestar…”y la reacción musulmana, lo siguiente: Pero creemos que también Occidente debería reaccionar frente a la pretensión de unir fe cristiana con razón sin hacer ninguna autocrítica.

Efectivamente lo más grave es que en este discurso se manifiesta que el programa del nuevo papa es aplicar a rajatabla la filosofía y la teología contenida en la DECLARACIÓN DOMINUS IESUS SOBRE LA UNICIDAD Y LA UNIVERSALIDAD SALVÍFICA DE JESUCRISTO Y DE LA IGLESIA”

El mismo cardenal Ratzinger, cuando presentó la declaración en una rueda de prensa celebrada el 5 de septiembre para presentar el documento, insistió en lo que era el cogollo del mismo, empleando palabras muy semejantes a las utilizadas en Ratisbona.

    Las raíces de estas afirmaciones hay que buscarlas en algunos presupuestos, ya sean de naturaleza filosófica o teológica, que obstaculizan la inteligencia y la acogida de la verdad revelada. Se pueden señalar algunos: la convicción de la inaferrablilidad y la inefabilidad de la verdad divina, ni siquiera por parte de la revelación cristiana; la actitud relativista con relación a la verdad, en virtud de lo cual aquello que es verdad para algunos no lo es para otros; la contraposición radical entre la mentalidad lógica atribuida a Occidente y la mentalidad simbólica atribuida a Oriente; el subjetivismo de quien, considerando la razón como única fuente de conocimiento, se hace « incapaz de levantar la mirada hacia lo alto para atreverse a alcanzar la verdad del ser »;8 la dificultad de comprender y acoger en la historia la presencia de eventos definitivos y escatológicos; el vaciamiento metafísico del evento de la encarnación histórica del Logos eterno, reducido a un mero aparecer de Dios en la historia; el eclecticismo de quien, en la búsqueda teológica, asume ideas derivadas de diferentes contextos filosóficos y religiosos, sin preocuparse de su coherencia y conexión sistemática, ni de su compatibilidad con la verdad cristiana; la tendencia, en fin, a leer e interpretar la Sagrada Escritura fuera de la Tradición y del Magisterio de la Iglesia.

Este documento, contra estos supuestos errores, nacidos a veces del deseo buscar la unión de los cristianos o de la práctica del diálogo interreligioso, pero también de tomar en serio la fe y adaptarla a la cultura moderna, el documento afirma la verdad absoluta que posee en exclusiva la Iglesia católica, por ser la auténtica depositaria e intérprete de la revelación y, por tanto, de la razón divina que residen en Jesucristo de una manera única. A esta declaración siguió poco después otra “NOTA SOBRE LA EXPRESION «IGLESIAS HERMANAS»”.

Éstos eran documentos claros, nítidos, que marcaban bien las diferencias y las señas de identidad de la Iglesia católica para el cardenal Ratzinger.

Muchos católios, profesores de teología e incluso cardenales, dijeron que con esos presupuestos se hace imposible el diálogo con otras religiones o iglesias cristianas y la apertura a otras filosofías no escolásticas. Pero las visiones milenaristas de Juan Pablo II y sus mea culpa pudieron a algunos ocultar a otros la nueva reivindicación de la teología más duramente premoderna que contenían estos documentos.

2. El nombramiento del nuevo Secretario de Estado confirma un nuevo estilo de gobierno de la Iglesia en la línea de la “Dominus Iesus”
Algunos signos de moderación del nuevo papa pudieron hacer creer que iba a cambiar algo en la Iglesia, hacia una mayor apertura teológica y de diálogo con otras religiones, que Benedicto XVI ya no sería el “guardián” Ratzinger. Pero para mí, la decisión de nombrar Secretario de Estado a su alter ego, Tarsicio Bertone, firmante con él de la Declaración-programa Dominus Iesus, no dejaba duda. Me atreví a decir ya el 23 de Junio de de este año: “Lasciate ogni speranza”, en una artículo titulado El equipo de Pablo VI.

La significación que para mí tenía este acontecimiento, lo confirma el incidente actual y la interpretación del mismo que hace el famoso vaticanista Sandro Magíster en Chiesa. Viene a decir, entusiasmado por ello, que tendremos que acostumbrarnos a una línea de actuación pontificia que no navega entre dos aguas, ni hace signos de apertura más allá de lo que puede permitirse una iglesia bien anclada en sus dogmas y tradiciones. Tendremos que acostumbrarnos a palabras y discursos firmes, exponiendo la verdad católica aunque sea “políticamente incorrecta”.

    Menos diplomacia y más evangelio: es esta la ruta que Joseph Ratzinger asigna al gobierno central de la Iglesia… Cualquier experto en las artes diplomáticas y cultivador del “realismo” en las relaciones internacionales habría censurado seguramente, como inoportunos y peligrosos, numerosos pasajes de las homilías y discursos pronunciados por Benedicto XVI en Alemania.

    Pero éste no es un Papa que usted se sujete a censuras o autocensuras, que él juzga, ella sí, inoportunas y peligrosas, cuando atañen a lo puntos fuertes de su predicación. En su viaje en Alemania se había propuesto hacer brillar ante el hombre moderno –cristiano, agnóstico o de otra creencia–, tanto de Europa como del África o del Asia, aquella verdad simple y suprema que es la otra cara de la afirmación a la que dedicó la encíclica “Deus Caritas est”. Dios es el amor pero también es razón, es “Logos”. Por lo que la razón, si se separa de Dios, se encierra en sí misma. Y viceversa, la fe en un Dios “irrazonable”, arbitrio absoluto, puede engendrar la violencia.

3. Pero la defensa de la teología de la “Dominus Iesus” no es el único camino ni el más apropiado que tiene hoy la Iglesia.
Tras leer este texto del informado Magíster tiemblo aún más y me confirmo en la pérdida de toda esperanza “a corto plazo”, pues la esperanza de verdad, la teologal, no se pierde con estos avatares. La visión de un Dios Eros y Logos la comparto. Pero me horroriza la violencia implícita que pueden contener los conceptos poseídos en monopolio e impuestos a los demás como límite de pertenencia: “si no aceptas y proclamas que Jesús es Dios no tienes amor verdadero y recta razón. Sin jesús, tu vid es puro egoismo y golatría, tu razón camina hacia la nada”.


Afirmando lo mismo que Ratzinger yo digo: Si
Dios es Amor, busquemos dónde hay amor verdadero y afirmemos que ahí está Dios, aunque nos parezca que se trata de personas fuera de nuestro círculo. Si Dios es Logos, busquemos en diálogo con los hombres la recta razón pues seguro que eso es lo que quiere Dios. Y alejemos irracionalidades de nuestros dogmas. Por ejemplo: si es irracional excluir de las responsabilidades supremas de una comunidad a personas por el hecho de ser del sexo femenino, no hagamos nunca referencia a que no podemos cambiar lasnormas porque “Dios no lo permite”. Si es irracional que se castigue con una pena infinita y eterna a una persona que ha pecado, purifiquemos nuestros textos y nuestros catecismos del Dogma del infierno que expresa un concepto de justicia divina totalmente irracional.

4. Si la Iglesia, apesar de estas contradicciones, logra volver a configurarse en esa teología tradicional de la Dominus Iesus -tarea nada fácil pues supondría una represión de pensamiento interno muy considerable- nosotros nos quedaríamos fuera, con los gentiles, en el Atrio.
¿Nos permite por tanto, hermano papa, caminar así, con la humildad de quien busca a Quien no puede ser aprisionado por nuestras definiciones-conceptos y palabras, hacia el Dios Amor y el Dios Logos? A fuerza de poner límites y redactar documentos (catecismos) de identidad muchos nos sentimos “sin papeles” en la Iglesia aunque nuestro corazón sea católico (universal). A este ATRIO donde nos hemos refugiado, muchos llegan con la pretensión de que lo desalojemos, pues dicen que estamos aquí reunidos sólo por odio o rencor. Le aseguro que a pesar de las dificultades seguiremos aquí y nos mantendremos con este estilo, a pesar de su programa de reconfesionalización de Europa y de restauración eclesial, sólo porque seguimos buscando el rostro del Amado por ínsulas extrañas. ¿Por qué no deja usted tanta seguridad identitaria y viene en búsqueda de las noventa y nueva ovejas perdidas? Poeque causas no han faltado para este abandono europeo…

Postdata: Si he empezado con dos citas, de Juan Luis Herrero del Pozo y de John Devine, ha sido para introducir mi artículo y encuadrarlo, no porque sea pensamiento original mío. Pero desde luego hago mío lo que ellos han escrito, pues por eso he reproducido esos textos, lo mismo que otros, como el de Sabdro de Magister están reprdoducidos para entender el contexto, no porque los comparta.

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