En unos de los foros preguntaba alguien por qué no informábamos en Atrio de la próxima canonización, el próximo domingo, de un familiar del fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, quien no ha sido invitado a la ceremonia. Una persona amiga, experta en este tema, nos envía un artículo sobre las relaciones de Maciel con su tío abuelo. Lo prublicamos por la relevancia de la discutida figura de Maciel, pero insitiendo en lo que resalta el autor: la distinción entre hechos y meras elucubracions sin prueba, como las que también recogimos en otra ocasión sobre la muerte de Juan Pablo I.

Por José Manuel Ruiz Marcos

Sobre las relaciones entre Marcial Maciel y su santo tío abuelo hay bastantes certezas y algunos graves rumores. Los refiero como han llegado a mi conocimiento

Cierto es que Marcial Maciel, nacido en 1920, fue expulsado en 1938 del Seminario de Jalapa, que su tío, obispo de Veracruz, mantenía quasi clandestinamente, en la época de la persecución de la Iglesia por parte del Gobierno mexicano, ya bastante apaciguada. Lo expulsó el obispo en persona al conocer sus inclinaciones sexuales, arguyéndole además que no tenía vocación ni para el estudio ni para el sacrificio ni para el sacerdocio; que él jamás le ordenaría, porque si seguía el camino de las órdenes sagradas se estaba exponiendo a la condenación eterna.

La expulsión fue promulgada una tarde tormentosa y pudo oirse en todo el Seminario porque se efectuó durante una fuerte disputa entre ambos. Temieron los estudiantes que Maciel la emprendiera a golpes con el obispo.

En la noche se sintió mal y la mañana siguiente falleció don Rafael Guízar y Valencia.

Es posible que la discusión hubiera acelerado el infarto fatal en un anciano con arritmia cardíaca. O que hubiera intervenido alguna otra causa, que se dejó sin indagar. El obispo sufría además de diabetes.

Marcial Maciel abandonó efectivamente el Seminario una semana después, al ser mal visto por compañeros y superiores que le miraban mal y le hacían causante de la muerte de su tío. Hasta aquí llegan los datos ciertos.

En sus confidencias con el exlegionario que fue por diez años víctima de sus abusos sexuales, (a quien debo estos datos), se jactaba años después Maciel, ya en la cumbre de su poder en la Iglesia, de que a aquel tío que le declaró inservible para el sacerdocio y “apto, a lo más para vender atoles o tamales”, él le había sumistrado la noche de marras “un suave té, porque se sentía con dolores de estómago“. Esto lo sabían los superiores y compañeros, que sospechaban seriamente del contenido de aquella bebida, “no veían bien el alivio que le llevé“.

Cuando en 1950 se exhuman del, panteón en el cementerio municipal de Jalapa, los restos del obispo para trasladarlos a la catedral se encontró sorpresivamente un cuerpo en gran parte incorrupto, con el cabello entero y extrañamente rojizo, detalle que puede bien atribuirse al influjo de cianuro. En lugar de analizar detenidamente el cuerpo, de hacerle una detallada autopsia, la devota opinión pública en México respetó como cosa sagrada ese cuerpo y no se interesó por conocer las causas de la muerte sino que se lanzó por la vía del milagro e inició con eso la causa de canonización.

[Puede verse sobre este tema una entrevista de la revista mexicana Proceso al exlegionario Alejandro Espinosa. Atrio.]