Según informa Religión Digital El Arzobispo de Granada ya ha tomado la decisión de sacar a los ocho seminaristas que estudiaban en la Facultad de Teología, para ser él mismo, con algún ayudante aún no elegido, quien les forme en la “segura Teología”. Con anterioridad habíamos recibido esta carta de un católico de la diócesis de Granada, avalada por el Secretario de las CCP de Granada y Andalucía.

Quisiera hablarle de cara, con total sinceridad. Por ello, le diré, para empezar, que soy licenciado en teología por la Facultad de Teología de Granada, centro de prestigio, cuyos profesores, en los años 60, gozaban de la admiración de alumnos y autoridades eclesiásticas, y que me consta que los actuales son dignos sucesores de aquellos.

Durante bastante tiempo he procurado seguir actualizado tanto en Dogmática como en Sagrada Escritura, hasta que me di cuenta de que aquella es un afanoso reflexionar sobre mitos, y que esta es madre de fundamentalistas a los que viene como anillo al dedo tener algo a lo que llaman Palabra de Dios para esgrimirla contra quienes no piensan como ellos, y condenarlos.

Hecha esta sucinta presentación, paso a invitarle a la reflexión sobre las siguientes cuestiones: Vd. está resultando un obispo nada católico, y, por supuesto, nada cristiano. Esto último me parece claro después de que se vea ante tribunales con un canónigo para resolver asuntos que se ventilan de otro modo entre cristianos. Además, el no cristianismo de la inmensa mayoría de los obispos es patente, si exceptuamos algunos del talante de Helder Cámara, Casaldáliga u Oscar Romero, ya que viven en palacios, gustan de ser nombrados con títulos prohibidos en el Evangelio, como padre y señor, se dedican a dominar a la grey con normas como los fariseos, etc. Su no catolicismo es alarmante ya que se desentiende del grueso de sus curas y de sus quehaceres, y se centra en algún movimiento que podría catalogar como secta.

En Vd. la universalidad (catolicidad) brilla por su ausencia al relegar al ostracismo a curas nada sospechosos para poner en los puestos de responsabilidad a los de su cuerda. Estos relegados, no lo son por sus ideas avanzadas o revolucionarias (algo que se entendería dado el rumbo que va tomado la Iglesia), sino que son hombres profundamente religiosos y creyentes, austeros, pobres, trabajadores y, pásmese, conservadores. Ninguno de los curas con los que he coincidido me habló bien de Vd. y los más prudentes usaron expresiones como: “estamos huérfanos”, “me encuentro en la diáspora” y “estoy ignorado”.

Nada de lo anterior, con ser grave, me impulsó a redactar esta carta. La gota que colmó el vaso de mi paciencia ha sido el folleto de presentación del Instituto de Filosofía Edith Stein que conseguí en el Seminario Mayor, donde, en los años 50, estudié filosofía escolástica que, ahora, en plan apologético, se pretende resucitar. En este folleto, tanto en el Decreto de Erección como en las páginas donde se exponen los objetivos e ideología del Instituto, se ignoran dos instituciones fundamentales para la ciudad de Granada: la Universidad y la Facultad de Teología. Se habla de cosas tan peregrinas y pasadas como “los estudios de Filosofía y Teología que se cursaban en el Colegio de San Dionisio Areopagita, en la abadía del Sacromonte” y de que “en el Seminario de San Cecilio, desde 1897 hasta 1929, se instaló una Universidad Pontificia”. Pero no sólo no se habla de estas instituciones granadinas sino que las referencias a otros centros se circunscriben a “una relación de especial afecto y de colaboración con la UCAM, por tratarse de una Universidad Católica” (habría que decir que si es católica no puede ser universidad, y que si es universidad no puede ser católica), y a la UNED, donde se “invitará a matricularse” “a los alumnos a los que, por razones diversas, les fuese necesaria o útil la obtención de un título universitario civil de carácter superior”.

Sr. Arzobispo ¿por qué erige un instituto de filosofía a escasos metros de la Facultad de Teología donde se enseña esa disciplina con todo rigor? ¿Por qué divide fuerzas cuando estas son escasas y establece una competencia absurda dentro de la iglesia? ¿Será que desconfía de la ortodoxia de los otros y se cree a sí mismo y a los suyos en posesión de la verdad filosófica? Sr. Arzobispo, su estancia en Granada comienza a ser nefasta ya que ignora a una prestigiosa Facultad de Teología regentada por jesuitas sabios (o ¿quizá está en su contra?) y a una Universidad fundamental en la vida granadina.

Quizá vaya siendo hora de que las autoridades civiles y académicas, valorando sus deméritos, se planteen la conveniencia de declararle persona non grata. Para evitarlo, cuide a sus curas y que no se sientan huérfanos; ejerza de católico creando unión entre instituciones, personas y tendencias; procure contar con las realidades granadinas y engrandecerlas; y aproveche a todos sus curas, sean de la tendencia que sean, ya que, según me enseñaron, y debe seguir vigente al menos para Vd., en la casa del Señor hay muchas moradas. Hasta el renglón anterior fue escrito hace dos días. Entre ayer y hoy se me ha confirmado una sospecha, y se ha reafirmado una aseveración.

El Arzobispo de Granada no lo es de todos los granadinos, y ni siquiera de todos los clérigos granadinos, sólo lo es de las sectas de su cuerda. Por ello no es católico, y esta es la aseveración reafirmada. La sospecha confirmada es que quiere acabar con la Facultad de Teología regentada por los jesuitas. En efecto, acaba de retirar de ella a sus seminaristas. En realidad son pocos, pero el gesto es significativo. Por otro lado deja fuera de juego en cierta labor pastoral a los Agustinos, con seguridad, en el pueblo donde tienen su convento, y probablemente en la parroquia de Santo Tomás de Villanueva. ¿Por qué este arzobispo se enfrenta a dos órdenes religiosas de solera mientras mima a sectas de reciente creación?
Granada a 20 de octubre de 2006.

Ángel Aguado Fajardo. DNI 23573878M.
C/ Antonio López Sancho, nº 3, 7º, D.
18011 Granada.