Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

Unidad

09-Diciembre-2006    Imanol Zubero

El miércoles pasado tanto el presidente del Gobierno como el líder del PP realizaron sendos llamamientos a la recuperación de la unidad en la política antiterrorista. Antes que ellos fue el presidente del Congreso de los Diputados, Manuel Marín, quien dedicó su discurso institucional a reclamar la “unidad democrática de los partidos para trabajar juntos en el fin definitivo de la violencia terrorista”. En su papel de anfitrión el presidente de la institución que simboliza la soberanía popular hizo el discurso que debía hacer; también, seguramente, el discurso que deseaba hacer. No tengo tan claro que pueda decirse lo mismo de Zapatero y de Rajoy: estos hubieron de desnudar sus mejores intenciones más por exigencias del guión que por convicción.

Era un día propicio para la expresión de tan píos deseos. Se conmemoraba el 28º aniversario de la Constitución y ya se sabe que en ocasiones así el mundo de la política hace doblete en lo que a su dimensión de representación se refiere: además de representar legítimamente los diversos proyectos e intereses ciudadanos electoralmente movilizados, hay momentos en los que la política se muestra como espacio privilegiado para la representación teatral, para el juego actoral, para el simulacro del guión bien aprendido. Si Navidad rima con paz Constitución sólo puede rimar (así parece) con unidad democrática, con pacto entre diferentes, con acuerdo que da la espalda al pasado para mirar hacia el futuro. Poco importa que todo esto sea o no verdad, o que lo sea sólo muy ocasionalmente: como ocurre con todas las religiones, también la religión civil de la democracia necesita de sus mitos fundacionales, de sus ritos de paso y de liturgias que periódicamente actualicen sus narrativas constituyentes.

De ahí que no cabía esperar sorpresas en unas declaraciones políticas hilvanadas con el hilo de la corrección política. Como mucho alguna divertida variación como la del ministro de Justicia, en plan Luke Skywalker, advirtiendo de que cualquier intento de Batasuna de trampear en las próximas elecciones municipales con listas no plenamente legales será fulminado “por el láser de la Ley”.

Tanto Rodríguez Zapatero como Rajoy hablaron de unidad pero en realidad pensaban en otra cosa: pensaban en aciertos y en errores, en el mantenimiento de las posiciones propias y en la obligada rectificación del otro. Pensaban más en “únete a mí” que en “unámonos”. Ambos están a otra cosa. Están a ver qué es lo que da de sí esta suerte de embarazo cuyo noveno mes está en vísperas de cumplirse. No habrá unidad hasta que el plazo se cumpla. Hablo de la unidad posible, no de la deseable, ni siquiera de la necesaria.

El Gobierno ha hecho la apuesta que debía; el PP la que ha querido. El caso es que la desunión, más aún, el enfrentamiento abierto en materias tan sensibles como la lucha antiterrorista, la investigación del atentado del 11-M, la política exterior o la reforma de los estatutos han marcado el tono de la relación entre el Gobierno y el PP desde el comienzo mismo de la legislatura. No será la conmemoración de la Constitución, como no será el espíritu de la Navidad, lo que cambie las cosas.

Haz hoy mismo tu APORTACIÓN (Pinchar aquí)

Escriba su comentario

Identificarse preferentemente con nombre y apellido(s). Se acepta un nick pero con dirección de e-mail válida.

Emplear un lenguaje correcto, respetar a los demás, centrarse en el tema y, en todo caso, aceptar las decisiones del moderador