Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

Después del atentado, ¿qué?…

03-Enero-2007    José Mª Castillo

A más de uno le parecerá, sin duda alguna, que si alguien dice ahora que en este momento estamos mejor que antes del reciente atentado de ETA, semejante afirmación es una estupidez sin pies ni cabeza o algo propio de quien no tiene los pies en la tierra. Y sin embargo, me atrevo a defender esa postura. Porque estoy convencido de que es lo más sensato que se puede pensar ahora mismo en España. ¿Por qué digo esto?

No porque yo me imagine ingenuamente que ahora los dirigentes políticos se van a unir en un mismo proyecto para combatir al terror de ETA. Tal como están las cosas y ante unas elecciones que se acercan, eso parece bastante improbable. Mi esperanza, y hasta mi optimismo, van por otro camino. Pienso, con atrevimiento y aceptando el riesgo de equivocarme, que ni está todo perdido, ni hemos retrocedido a como estábamos antes de que ETA anunciara su tregua. Es más, estoy persuadido de que la situación ya no es, ni va a ser nunca, como era antes de lo que hemos vivido en los meses pasados. Porque, si algo ha quedado patente en este tiempo, es que, en un país fracturado, en el que los ciudadanos están divididos y enfrentados, los terroristas no quieren acabar con el terror, sino que se envalentonan y encuentran argumentos para seguir matando. Por tanto, si algo ha quedado fuera de duda, es que lo primero en España ahora mismo no es acabar con ETA, sino acabar con nuestros enfrentamientos, con las mutuas descalificaciones, y con la fractura que se ha vuelto a crear en España entre la derecha y la izquierda. Porque mientras siga adelante esa fractura, ETA se sentirá fuerte, se seguirá reproduciendo, las nuevas generaciones de asesinos ocuparán el puesto que dejan los que van a parar a la cárcel. Y esto será el cuento de nunca acabar. Por el contrario, el día que los fanáticos de la muerte y los profesionales del delito vean que va en serio que se enfrentan a una total y absoluta mayoría, sin fisuras y por nada dispuesta a anteponer los intereses del partido a los derechos de los ciudadanos, ese día (y sólo ese día) los etarras se convencerán de que no tienen salida ni hay futuro para sus esperanzas de dividir a España. Pero si ya nos ven divididos, es evidente que en eso ven ellos nuestra debilidad y el punto flaco por donde pueden seguir fomentando su loca esperanza de alcanzar la ruptura definitiva de este país.

Siempre ha sido verdad aquello de “divide y vencerás”. ETA ha conseguido dividir a los españoles. Y es seguro que, mientras nos tenga divididos, ETA seguirá tan campante, matando a inocentes y alimentando la estupidez canallesca de los que, desde no pocos medios de comunicación, se dedican cada día a dividirnos más y a que nos despreciemos todavía más los unos a los otros.

Por tanto, después del atentado, ¿qué tenemos que hacer? Hagan lo que hagan los políticos de profesión y digan lo que digan los profesionales de la división, lo más urgente es que todos caigamos en la cuenta de que el problema no está en decidir si el camino más eficaz para acabar con ETA está en meter a los tos terroristas en la cárcel o está en ponerse a buscar posibilidades de negociación. El camino está en acabar con las diferencias que nos dividen en este asunto concreto. Y eso es lo primero que hay que exigir a los dirigentes del PSOE y del PP. Que piensen menos en las próximas elecciones municipales y generales. Y piensen más en la paz y concordia de los ciudadanos. Que pongan freno a los profesionales de la división y del insulto. Que dicten leyes eficaces para eso. Y que todos nos metamos en la cabeza que colaboramos con el terrorismo cuando nos alegramos de oír o leer los disparates y las mentiras que cada día se oyen o se leen en determinados medios. Pienso que esto sería una de las medidas más eficaces que el PSOE y el PP podrían asumir en este momento.

Sin duda alguna, las cosas no van a seguir siendo como lo han sido hasta el reciente atentado. Porque ya somos muchos lo que estamos cansados de tanta bajeza informativa y de tanta agresión entre nosotros. La gente se va dando cuenta de que por ese camino no vamos a ninguna parte. El atentado ha sido un crimen brutal. Pero no hay mal que por bien no venga. Y estoy seguro de que, por fin, empezamos a caer en la cuenta de que el mayor peligro para España no es ETA, sino nuestra división y nuestros enfrentamientos al servicio de gentes sin escrúpulos, que sólo quieren de verdad tener poder y ganar dinero. Por más que disfracen semejantes pretensiones con el hábil maquillaje de los más altos ideales y los más nobles intereses de la patria. Es mentira. Lo que buscan son sus propios intereses. Y de eso ya nos vamos enterando. Por eso he dicho que estamos mejor. Y por eso confío en que no vamos a perder la esperanza.

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