Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

El reñidero español

10-Marzo-2007    Imanol Zubero

No sería complicado para el PSOE organizar 760 autobuses que transporten desde toda la geografía militantes socialistas para manifestarse en Madrid tras una pancarta de 30×15 metros portada por miembros de Juventudes Socialistas. Tampoco le sería difícil convocar una manifestación en la que cientos de miles de personas protesten contra la utilización abyecta que el PP hace del terrorismo y de sus víctimas con el único objetivo de volver al gobierno, la manipulación orwelliana de la historia orquestada por unos políticos cuyo presente y futuro se ve irremediablemente lastrado por su pasado-lejano franquista y su pasado-cercano aznarista, las mentiras sobre Irak, la revancha guerracivilista orquestada por quienes fueron generosamente perdonados en la transición, etc. Una manifestación en la que se harían presentes muchísimas víctimas del terrorismo hartas de la desvergüenza del PP. Nada de esto sería complicado: todo es ponerse. Y hasta es posible que acabe por hacerse realidad, tal como van las cosas.

Rajoy se ha mostrado como un dirigente político débil y sin convicciones, que cede al chantaje de radicales radiofónicos tan pronto como le acusan de “maricomplejines”. Y qué decir de Acebes, el peor ministro de Interior, paseando en autobús para animar a los ciudadanos a manifestarse contra el Gobierno; ese Acebes que tras el atentado del 11 M, que hoy conmemoramos y que debería pesar más sobre su conciencia que la prisión atenuada a De Juana, se apresuró a gritar “¡ha sido ETA!” y que ahora pretende pasar a la historia como el ministro que puso contra las cuerdas a la banda terrorista. ¿Y Mayor Oreja? No quiero perder definitivamente el respeto por personas como él, que han sostenido la pluralidad política vasca defendiendo sus ideas en unas condiciones de acoso intolerables. (Igual que el PSE, por cierto; el de Patxi López, sí). Pero sus obsesiones, que ya generaron las primeras fisuras en el Pacto de Ajuria Enea en 1993 al cuestionar la reinserción, han degenerado en un discurso religioso organizado en torno a la idea de verdad absoluta, que en política sólo sirve para montar cruzadas.

Así y todo: ¿de qué serviría pagarles con la misma moneda? Además de como desahogo colectivo, ¿serviría todo esto para algo más que para hacer aflorar lo peor de nosotros? Goya lo reflejó en el cuadro Duelo a garrotazos, icono gráfico comparable a las más impactantes imágenes captadas por los actuales fotógrafos de guerra, y Machado puso nombre a esa imagen con sus versos sobre las dos Españas. El poeta sevillano, liberal y republicano, murió exiliado en la localidad francesa de Colliure. También el pintor aragonés, que abrazó los ideales ilustrados que tímidamente clarearon con Carlos III, murió en el exilio francés, en Burdeos, desencantado con la reacción absolutista de Fernando VII. Pero fue seguramente un judío austríaco, Franz Borkenau, quien mejor retrató esta realidad en su libro El reñidero español, en el que define a España como un país “aconstructivo”, con una dimensión profunda, infrahistórica, casi orgánica, que cuando aflora produce auténtico pavor.

Esa es la España que el PP quiere revivir. Con su plan se la coman. No es esta la batalla del Gobierno. Ni la nuestra. Aunque debamos plantarnos. Pero de otra forma

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