Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

Sobre el sacramento del amor

14-Marzo-2007    Atrio

Ayer se hizo público en el Vaticano la Exhortación Sacramentum Caritatis que es documento en el que el papa saca las conclusiones del Sínodo de Obispos que se celebró sobre el tema de la Eucaristía en octubre de 2005, hace casi año y medio.

Pero los periódicos de esta mañana nos asustado con grande titulares como “El Papa llama a los obispos a la lucha ideológica” (El País) o “Vuelve la Misa en Latín” (Religión Digital). La verdad es que leyendo el documento en su integridad me he dado cuenta que no representaba ninguna gran novedad.
La orientación de la teología eucarística hacia los conceptos de sacrificio y presencia real más que sacramento de comunión eclesial se sabía que había dominado en el pontificado anterior y en el sínodo. La preocupación por el cumplimiento de las normas litúrgicas con añoranzas tradicionales también se esperaba. Pero no se ha aprovechado para hacer la anunciada “contrarreforma litúrgica”, ni se habla del rito preconciliar ni de la orientación “hacia Dios” de las celebraciones…
Tal vez lo que más chocas es que se haya insistido en lo que se sabe es doctrina del papa en otros documentos, trayéndolo al tema de la Eucaristía, como para justificar que a un político que no la cumpla se le puede negar la eucaristía aunque se esté en campaña electoral (como pasó con Kerry en el 2004). Ese párrafo más “estridente” lo reproducimos aquí íntegramente:

    Coherencia eucarística

    83. Es importante notar lo que los Padres sinodales han denominado coherencia eucarística, a la cual está llamada objetivamente nuestra vida. En efecto, el culto agradable a Dios nunca es un acto meramente privado, sin consecuencias en nuestras relaciones sociales: al contrario, exige el testimonio público de la propia fe. Obviamente, esto vale para todos los bautizados, pero tiene una importancia particular para quienes, por la posición social o política que ocupan, han de tomar decisiones sobre valores fundamentales, como el respeto y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural, la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer, la libertad de educación de los hijos y la promoción del bien común en todas sus formas.(230) Estos valores no son negociables. Así pues, los políticos y los legisladores católicos, conscientes de su grave responsabilidad social, deben sentirse particularmente interpelados por su conciencia, rectamente formada, para presentar y apoyar leyes inspiradas en los valores fundados en la naturaleza humana.(231) Esto tiene además una relación objetiva con la Eucaristía (cf. 1 Co 11,27-29). Los Obispos han de llamar constantemente la atención sobre estos valores. Ello es parte de su responsabilidad para con la grey que se les ha confiado.(232)

La coincidencia de la publicación de este párrafo con la Manifestación en Roma para pedir la legalización de las parejas derecho, proyecto que la presión de la Iglesia (Ruini) ha hecho que se quitase del programa del nuevo gobierno de Prodi, y un artículo muy fuerte de L’Osservatore contra esta manifestación (”ya suponíamos que quienes querían ese proyecto genérico eran los homosexuales para conseguir así normalizar su antinatural relación” viene a decir), ha provocado los titulares de El País. Y ese sí que es un tema importante. “Mañana hablarenmos del gobierno”… eclesiástico.

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