En una Iglesia y una sociedad crispadas por el modo de ejercer la autoridad y los intentos de restablecer santas alianzas para recuperar el poder, IGLESIA VIVA acaba de publicar un excelente número con este título, que invita a la verdadera reforma católica con estrategias inteligentes y realistas.

[Presentación editorial del número 229 de Iglesia Viva, enero-marzo de 2007]

Cuando en 1950 el padre Congar publicó su obra “Verdaderas y falsas reformas de la Iglesia” se abría la reflexión teológica que iba a llevar a la Iglesia católica a emprender con el Concilio Vaticano II un proceso de reforma. Aun cuando hoy se intenta minimizar el alcance de este hecho, no se puede ignorar ya que la Iglesia puede y debe emprender “verdaderas reformas”, teniendo en cuenta las circunstancias contingentes de la historia y manteniendo la continuidad en los principios esenciales del cristianismo. Este sentido tuvo el discurso del Papa el 22 de diciembre de 2005, conmemorando los cuarenta años del Concilio, que reprodujo Iglesia Viva en el nº 225, p. 63-69. Benedicto XVI acepta que el Vaticano II propuso una reforma que está inacabada, aunque dejaba sin resolver cómo hay que salvar la continuidad para que sea reforma “verdadera”.

Es un hecho que esa reforma ayudó a superar el foso que dividía a la Iglesia del mundo moderno (progreso de las ciencias, incluidas las crítico-históricas, laicidad de la política y pluralismo religioso son los retos de fondo que señalaba Benedicto XVI en el citado discurso), aunque hoy muchos quieren reabrir el foso, con una gran operación de restauración a la defensiva.

Muchos, en cambio, creemos que hoy no sólo es necesario conservar y actualizar las líneas marcadas por el Vaticano II, sino empezar a responder a los retos de la nueva sociedad global de la información y de la comunicación que empieza a marcar los nuevos paradigmas culturales y organizativos.

Lo que nos preocupa en este número es si resulta hoy posible perfilar alternativas a la orientación oficial de la Iglesia, que tiene sumida a tanta gente en la desorientación, en la conflictividad, en el cansancio, en la desesperanza y, sobre todo, en el escándalo de la fe. El proceso que está siguiendo la Iglesia española conduce a muchos al exilio o a los márgenes. ¿Sólo nos queda resistir? ¿O podemos generar proyectos y redes que mantengan la esperanza de los militantes y sostengan la resistencia de los cristianos de base? ¿Cómo permanecer dentro de esta Iglesia de Jesús (no hay otra) para conseguir que sea una comunidad hermenéutica del evangelio?

Joaquín GARCÍA-ROCA muestra cómo junto a los antiguos modos de cohesionarse en grupo (identidad, exclusión, autoridad…), que tanto modelaron a la Iglesia, hay nuevos modos de pensar y de sentir, de organizarse y vivir juntos. Sobre todo el modelo de red que implica interacción, pluralismo y autoconvencimiento.

Guillermo MÚGICA analiza la realidad de la Iglesia actual, descubriendo cómo es un falso dilema identificar la aceptación de la laicidad en la sociedad con la irrelevancia pública de la Iglesia. No se trata de privatizar la fe y encerrar a la Iglesia en las sacristías sino de encontrar una forma de presencia pública en la sociedad que no necesite ejercer un poder sobre ella. Ese es el reto actual de la Iglesia, sobre todo en España.

Y Lucía RAMÓN presenta los trazos que debe tener una espiritualidad cristiana para resistir en el invierno que representa la actual situación de la sociedad y de la Iglesia, haciendo que despunten brotes de nueva primavera.

En busca de esos brotes hemos querido presentar formas nuevas de eclesialidad que están apareciendo en nuestro país, en las que se empieza a ver un tipo de organización que intenta unir a personas y comunidades más allá de la contestación, al servicio de una expresión pública de la fe cristiana en nuestra sociedad. Hemos reunido en una nueva sección, entre muchas posibles, cinco “Experiencias de otra Iglesia” que sirven de indicadores de hacia dónde pueden ir los esfuerzos por otras formas de vivir la Iglesia en el futuro.

Otras secciones completan el tema central, no sin cierta relación como siempre con el mismo. En Conversaciones con… el peculiar abad benedictino Marcelo BARROS habla de su proceso y de sus inquietudes cristianas hoy. En Debate Juan Antonio ESTRADA muestra cómo hay que entender, pero también contestar, el ateísmo que se expresa en nuestra sociedad con voces tan influyentes como la de José SARAMAGO. Y en Análisis sociorreligioso Juan José TAMAYO nos presenta la importancia que tiene la teología en la plataforma global del Foro Social Mundial que acaba de reunirse este año en Nairobi.

Otras reflexiones acompañan en Signos de los Tiempos la reflexión de cómo puede con fruto estar presente la fe y la Iglesia en la sociedad. Es aleccionador el recuerdo que hace Alfonso ÁLVAREZ BOLADO de la figura de Azaña en la crispación de dos Españas, estimulante la fundación de una Escuela Feminista de Teología (EFETA) en Sevilla, justo el homenaje que hace Antonio GARCÍA SANTESMASES a la obra de Reyes Mate y oportuna la presentación que hace Emilio TORTOSA de la película Babel como parábola de la globalización.

Y de alguna manera el texto de Simone WEIL que recogemos en Página Abierta es como síntesis colofón de todo el número. Hagamos compatible la Iglesia con la inteligencia.

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