Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

¿QUÉ EUROPA A LOS COMIENZOS DEL MILENIO?

25-Marzo-2007    -
    Declaración de los movimientos católicos de base sobre la Europa del futuro
    a los cincuenta años del Tratado de Roma

En nuestro continente, la colaboración entre los Estados que han puesto en marcha la Unión Europea ha sido una empresa muy positiva en la historia de los últimos decenios. Ahora bien, después de la caída del muro de Berlín y con el final del bipolarismo, Europa se encuentra enfrentada a retos inéditos. Entre ellos cabe destacar la apertura en curso a los países del Este, y posteriormente a Turquía, su rol en el mundo, la fuerte inmigración proveniente de terceros países, el funcionamiento de sus instituciones y los objetivos a alcanzar en lo que respecta a la propia cohesión interna, a la justicia social y al crecimiento sostenible de la economía.
Con ocasión del cincuentenario de la firma del Tratado de Roma, los Estados europeos tratan de indicar valores y estrategias para afrontar las actuales dificultades; también los obispos de Europa están preparando documentos e iniciativas, aunque con escasa implicación del pueblo de Dios. Nosotros mismos, como cristianos que viven su fe en la Iglesia católica sin función oficial alguna, queremos contribuir a la reflexión sobre Europa en algunas cuestiones de fondo:

1. El papel de Europa en el mundo debe hallarse en el primer plano de todas las preocupaciones. No basta con proponer la existencia de una común política exterior, es preciso indicar cuál. Pensamos que Europa puede y debe:

    • cumplir una función distinta del pasado en sus políticas comunitarias y en relación con las grandes instituciones internacionales (Naciones Unidas, Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, Organización Mundial de Comercio) en lo que respecta a las relaciones Norte-Sur a fin de combatir los efectos negativos de la globalización neoliberal, de promover un desarrollo sostenible y de luchar contra la pobreza;

    • establecer en el escenario internacional una neta ruptura con el pasado, afirmando su independencia de la única potencia global todavía existente, a fin de convertirse en punto de referencia para una política de mediación y de paz en las áreas de conflicto (sobre todo en el Medio Oriente y en África), como con frecuencia se le solicita;

    • activar, por consiguiente, una política de distanciamiento entre las propias estructuras militares y las de EE.UU., iniciar la reducción de los gastos militares, interrumpir cualquier clase de exportación de armas y emprender iniciativas propias o promover y sostener las de los Estados miembros o de organizaciones de la sociedad civil en materia de acciones no violentas de prevención, de mediación y de gestión de los conflictos.

2. Los derechos de los ciudadanos y de los trabajadores se hallan afirmados en algunos documentos de la Unión Europea, pero su tutela debe ser promovida con mayor determinación. En particular, los derechos sociales fundamentales todavía se hallan insuficientemente garantizados, pues siguen prevaleciendo la ideología y le sistema del liberalismo económico. Los problemas planteados por la defensa del estado social se afrontan con prudencia y equidad para evitar la formación de grandes bolsas nuevas de pobreza entre las clases más débiles (pensionistas, desempleados, jóvenes, familias numerosas…). La misma igualdad de género no está todavía suficientemente tutelada y promovida.

3. En nuestro continente, los “últimos”, de los que habla el Evangelio, son los trabajadores y sus familias provenientes de los países extracomunitarios. La política de la Unión Europea y de los países miembros no se hallan todavía a la altura de las necesidades y legítimas expectativas tanto de quienes ya han llegado a Europa como de quienes quieren llegar; esta política es además poco consciente de la aportación a las sociedades europeas de estas nuevas energías.

4. Los poderes criminales de todo tipo van en aumento, facilitados por la globalización de la economía y de la comunicación, y se extienden por Europa, mientras es muy precaria en las instituciones la conciencia de su gravedad y no existen al respecto intervenciones radicales, amplias y continuadas.

Mientras hacemos estas propuesta para una nueva Europa con el espíritu y la mente animados por el Evangelio, no podemos estar de acuerdo con los pronunciamientos e iniciativas de los obispos católicos para conseguir que, en los textos constitucionales de la Unión Europea y en la próxima “Declaración de Berlín”, se haga referencia a las “raíces cristianas” de Europa e incluso, explícitamente, a “Dios”. Somos conscientes de que las culturas importantes en la historia de Europa no pueden reducirse a una, de que el fuerte sello impreso en ella por el cristianismo va acompañado de no pocas sombras y de que la clara separación entre ámbito religioso y ámbito civil es un gran logro humano y cristiano. Existe además el peligro de que estas reivindicaciones de los obispos muevan a otros a reivindicar también sus propias “identidades”, creándose así incomprensiones y divisiones inútiles a la vez que antihistóricas. Para ser escuchada y acogida, la palabra de Dios no necesita reconocimientos ni ayudas por parte de la autoridad civil, sino que debe ser propuesta por una Iglesia pobre y un ministerio gratuito. Nos parece suficiente la tutela de la libertad religiosa, con toda su manifestación colectiva, como se prevé en el art. 10 de la Carta de los Derechos Fundamentales (Carta de Niza), y no consideramos oportuna la presencia institucional de las iglesias en el funcionamiento de la U.E. (art. 52, punto 3 del Proyecto de Constitución Europea). Creemos también suficiente que las iglesias y sus organizaciones hagan oír su voz según las modalidades ordinarias previstas por el art. 47, de acuerdo con las reglas propias de la democracia participativa.

Consideramos también deseable que los católicos de los países europeos comiencen a discutir con toda seriedad y libertad sobre la actual situación de las relaciones Iglesia/Estado, diversas en los diferentes países pero fundadas casi en todos sobre una condición de privilegio con respecto a al Iglesia católica. Nos gustaría que la reflexión se inspirara en la Constitución Gaudium et Spes, particularmente en el n. 76, cuando afirma: “La iglesia… no pone sus esperanzas en los privilegios ofrecidos por la autoridad civil, e incluso está dispuesta a renunciar también a estos privilegios legítimos cuando su uso pueda poner en duda la sinceridad de su testimonio”. Somos conscientes de que someter a debate estas relaciones lleva también consigo pensar en una Iglesia cada vez más pueblo de Dios y menos estructura jerárquica. Eso es lo que propuso e inició el Concilio Vaticano II.

Mientras reflexionamos sobre el futuro de Europa a inicios del milenio, en una fase crítica de la historia de la humanidad, somos conscientes de las muchas y grandes responsabilidades directas que pesan también sobre nosotros en el camino ecuménico de las iglesias cristianas, que va avanzando demasiado lentamente, mientras el pueblo cristiano camina frecuentemente por delante de quienes lo guían. Pesa igualmente sobre nosotros las responsabilidades de un diálogo con las religiones, sobre todo con el islam. La convergencia de las religiones sobre grandes objetivos de ética social común y de convivencia entre los pueblos supondría una extraordinaria aportación para nuestro continente y sus instituciones. Alentados por las palabras del Evangelio, albergamos la esperanza de que una nueva Europa contribuirá a otro mundo posible.

Roma-Berlín-Madrid 25 de marzo de 2007

    European Network Church on the Move
    Redes Cristianas (150 asociaciaciones)
    Fédération des Réseaux de Parvis (47 associations)
    Catholics for Free Choice (CFFC)
    Catholics for Free Choice (CFFC)
    Pavés
    Wir sind Kirche, Germany
    Iniziative Christenrechte in den Kirke
    German Okumenisches Netzwerk Initiative Kirche von unten
    Initiativgruppe “Fur eine lebendigere kirche”
    Catholics for a changing Church
    Iglesia de Base de Madrid
    Dones creientes, Valencia
    Catòlicos por el derecho a decidir
    Somos Iglesia
    David et Jonathan
    Observatoire chrétien de la laicité
    Nous sommes aussi l’Eglise
    Partenia 2000
    Demain l’Eglise
    Femme et hommes en Eglise
    Esperance 54, Nancy
    Chrétiens pour une Eglise dégagée de l’Ecole confessionelle
    Fraternité Agapé
    Amis du 68 rue de Babylone, Paris
    SEL 85
    Droits et libertés dans les Eglises
    Humanistes et Croyants 35
    Chrétiens sans frontières, Gironde
    Recherche et Partage, Valence
    Equipe National et d’Animation des Communautés de Base
    Jonas-Vosges
    Nos Somos Igreja
    We Are Church, Finland
    Comunità cristiane di base italiane
    Noi Siamo Chiesa

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