Desolador panorama y unos cuantos azotes, repartió el secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE), desde Valladolid en el tradicional Sermón de las Siete Palabras.

Así comenzó el secretario, y en una gradatio ascendente hubo para todos. Apeló a la autoridad del Papa B.XVI, para recordar el «escarnio cultural» que hoy sufre la fe y padecen los cristianos. Burla y befa pública de sus símbolos (aseguró) a veces con la excusa de la creatividad artística (vuelve Montoya) con la que se deforma y se retuerce lo que la Iglesia propone, para hacer creer a la gente —valiéndose de poderosos altavoces— (PRISA por supuesto) que la fe cristiana es contraria a la libertad de las personas y a la democracia.

Habló de las mujeres, como portadoras de muchas cruces y muy pesadas. Obligada a hacerse valer con los mismos parámetros que el hombre, subrayando una situación femenina desesperada en la que según él, nos vemos obligadas a retrasar la maternidad o renunciar a ella así como a forzar nuestros cuerpos de mil maneras. La maternidad no encuentra su sitio insistió: forzada, fragmentada, retrasada, negada en una captatio que dio paso al tema del aborto, un millón en veinticinco años contabilizó, para acabar en el entramado embrionario, unos embriones a los que definió como .

Aseguró, que los términos “padre y madre” han desaparecido del Código Civil, porque el matrimonio hoy en España no es la unión de un hombre y una mujer.¿No es éste también un síntoma muy preocupante del triunfo pírrico de la cultura de la muerte? Así, habló de una “anticultura” que se intenta imponer a nuestros hijos en el sistema educativo.

No es misión de la Iglesia dijo, organizar el mundo de la Justicia ni entrar en política pero pidió un “voto responsable”. Según él, confundimos la libertad con la “real gana” una real gana muy “razonada, razonable y reponsable” ironizó. No se olvidó del terrorismo, apoyándose en la frase ‘Dios mío, ¿por qué me has abandonado? rechazando las circunstancias de la actualidad en las que, se legitima o disculpa.

Martínez Camino nos ve; ansiosos, deprimidos, adormecidos, descontrolados, hastiados, hedonistas…para concluir que así no podemos vivir, no tenemos paz, somos unos desterrados y temerosos de la vida y la muerte.

Acoso a la Iglesia, aborto, genética, elecciones, educación. Todo un repaso a la vida civil bien articulado y cuidadosamente engarzado que dará mucho de qué hablar en los próximos días.

[Este es un comentario-resumen de SOL para ATRIO. El texto completo del sermón puede verse en la página del Arzobispado de Valladolid]