Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

En el centenario del Cardenal Tarancón

15-Mayo-2007    Antonio Duato

Ayer, coincidiendo con centenario del Cardenal Tarancón en Burriana, se publicaron dos artículos de personas que estuvieron muy cercanas a él.

José María Martín Patino escribía en El País un artículo con el título “Tarancón ante la crisis del cambio religioso·. Vale la pena leer con atención ese texto en el que seguramente repite lo que había dicho el viernes en una mesa redonda en Burriana de la que alguien había sacada un gran titular: “Tarancón también creyó que la guerra había sido una cruzada”. Pues claro que era “de derechas” aquel joven sacerdote consiliario de la A.C., ligado a Ángel Herrera, que era Vicente Enrique Tarancón.

Patino dice:

    Se dio cuenta enseguida de que la guerra en España, si por un lado había sido inevitable, por otro había aumentado los odios y la relajación de las costumbres. En la primera de sus Pastorales, escrita en mayo de 1946, dos meses después de tomar posesión de la diócesis, afirma claramente: “Pareció por un momento que la guerra había de producir una sana reacción en este sentido. Pero la realidad ha sido muy otra de la que todos esperábamos. Después de la guerra el egoísmo ha crecido en el corazón de los hombres de una manera alarmante”. Cuatro años más tarde (febrero de 1950) lo afirmará con más rotundidad: “El fenómeno ha sido extraño y triste, aunque muy aleccionador. El ambiente de cruzada y de reacción contra el laicismo no ha cuajado en nuestro pueblo. El ambiente oficial ha cambiado; pero el ambiente real de nuestro pueblo no. La moral iba descendiendo antes de la guerra y ha dado un bajón terrible después de la misma. El ambiente religioso de nuestros pueblos se había desvanecido y todavía no lo hemos recuperado”.

Tarancón era una persona inteligente y realista y pronto empezó a replantearse ese antiguo espíritu de cruzada. Yo le traté con frecuencia en su ambiente familiar pues teníamos amigos comunes. Recuerdo que una vez me dijo: “Me dicen que soy de izquierdas pero con mis orígenes de la burguesía naranjera y la élite eclesiástica ¿cómo podría ser yo de izquierdas? Pero me doy cuenta de por dónde van las cosas y procuro que no me pille el toro, sobre todo cuando tienes la responsabilidad de tanta gente…” Siempre pensé que su sentido común y su humanismo fue una gran suerte para toda España en aquellos años.

El otro artículo es de Manuel de Unciti en EL CORREO que también le entendió y le quiso. Nos descubre la verdadera acción pastoral del cardenal en su artículo titulado “La misión de Tarancón”:

    Varios conventos de la archidiócesis de Madrid saben de muy discretas comidas del cardenal con los que ya se configuraban como los hombres de la Transición. Logró que se hablaran políticos que sistemáticamente se habían resistido al diálogo con sus adversarios, hasta entonces tenidos por enemigos. Se fue desterrando así el espíritu de revancha y la querencia de no pocos a desenterrar el pasado y a pedirse cuentas los unos a los otros. Podía moverse Tarancón con una cierta holgura en este ámbito de innegables tensiones y hasta de odios recomidos porque él, personalmente, había promovido (1971) la celebración de una asamblea conjunta de obispos y sacerdotes de toda la nación, en la que una mayoría de los votantes, aunque por desgracia no en número suficiente, pidió perdón «por no haber sabido ser ministros de reconciliación» en la perspectiva de la Guerra Civil.

¿Os imagináis hoy a alguno de nuestros beligerantes cardenales reuniendo discretamente a Zapatero con Rajoy para rebajar el clima de crispación? Eso sería verdadera acción pastoral.

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