Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

Una visión esperanzada de Aparecida

21-Mayo-2007    Atrio
    Margaret Hebblethwaite ha publicado un artículo en la revista revista católica inglesa The Tablet, de la que es enviada especial en la V Conferencia del CELAM. Su visión es más esperanzada y distendida que los artículos de Leonardo Boff ya publicados aquí. Pero la voz de Margaret es digna de ser tenida en cuanta, por su gran experiencia periodista y por su vida entregada a los pobres en Paraguay.

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Continente de esperanza

La teología de la liberación ha experimentado una mayor suavidad por parte de la opinión del Vaticano. Entre los obispos de la conferencia CELAM en Brasil, cada vez se acepta más que la defensa de los pobres continuará, pero que también reflejará los temas cambiantes del momento.

La Virgen de Aparecida, de Brasil, morena, muy morena, es conocida por la liberación milagrosa de las cadenas del cuello y de las muñecas de un esclavo negro en 1790. Es el símbolo de la liberación. Hace casi 40 años, en el gran año de cambios de 1968, ‘liberación’ era la palabra clave de la Iglesia Latino-Americana. Aquel año en Medellín (Colombia) se celebró la Segunda Conferencia General de los Obispos de América Latina y el Caribe que estableció la opción por los pobres y cambió el curso de la historia para la Iglesia Latino-Americana, de la misma manera que el Concilio Vaticano II (1962-1965) lo había hecho para la Iglesia universal. Así que, ¿será la Conferencia celebrada en Aparecida este año otro Medellín?

Ciertamente ha sido un momento de revelación. Joseph Ratzinger, el cerebro de la “Notificación sobre Ciertos Aspectos de la Teología de la Liberación” de 1984, se ha convertido en el encantador y aparentemente benigno Papa Benedicto XVI. Como dice el P. Paul Suess, un misiólogo alemán que ha trabajado durante 40 años en Brasil y está proporcionando apoyo teológico en Aparecida, “tenemos una memoria corta. Ahora él es amable e inteligente, pero hemos olvidado lo que hizo en el pasado”.

El Papa ha llegado a un continente en el que la Iglesia Católica ha experimentado una reducción significativa en el número de fieles. En los últimos 10 años, el número de católicos ha disminuido en algunos países hasta un 10%. Algunos han abandonado la religión completamente, mientras otros se han ido a las Iglesias Pentecostales. En el mismo Brasil, la población católica se ha reducido del 89% en 1980 al 74% en la actualidad. Los obispos brasileños con los que hablé estaban tranquilos sobre el crecimiento de los pentecostales, negándose a ver en ello una amenza. Dom Vicente Costa, Obispo de Umuarama, dice, “la calidad de la fe es lo más importante”.

El mensaje que transmiten los obispos brasileños sin ningún tipo de duda es que la prioridad de Aparecida es reafirmar la opción por los pobres -la frase clave de la teología de la liberación. ¿Qué buscaba Dom Joércio G. Pereira, obispo auxiliar de Coari cuando dijo “más compromiso con la opción por los pobres, que es la opción de Jesús”?. ¿Y Dom Sérgio E. Castriani, obispo de Tefé, con su frase “reafirmar la opción por los pobres, el Pueblo de Dios, el papel de los laicos y las comunidades de base eclesiales”? ¿Y Dom Roque Paloschi, obispo de Roraima, “tengo grandes esperanzas, y la más importante es la opción por los pobres. La teología de la liberación sigue viva”?. Dom Waldemar C. De Araújo, obispo de São João del Rey, también insistía en que “la teología de la liberación continúa y continuará, porque es el Evangelio. Jesucristo trajo la liberación para todos -es lo que se ve en todo el Evangelio”.

No sólo son los obispos brasileños los que dicen que la teología de la liberación sigue viva, sino que también los portavoces del Vaticano están suavizando su oposición. El Cardenal Tarcisio Bertone, actual Secretario de Estado, declaró en la conservadora publicación italiana 30 Giorni la víspera del viaje del Papa que “una cierta teología de la liberación, no contaminada por doctrinas que son extrañas y opuestas a la fe cristiana, como las doctrinas marxistas, pertenece a la Iglesia de pleno derecho”.

Si Roma está abandonando la confrontación, también lo están haciendo los latino-americanos. Dom Luiz D. Valentini, obispo de Jales (Brasil), dijo a The Tablet: “Estamos cansados de tensiones. No queremos continuar con estos conflictos. Queremos dejar atrás esta situación en la que hemos estado tanto tiempo, siempre despertando las sospechas de Roma. Ya no existe la animosidad de Santo Domingo”. Parece, pues, que se siente un optimismo cautelar.

Si se espera que Aparecida marque el momento en el que la teología de la liberación vuelva a ser aceptada oficialmente, debemos preguntarnos qué desarrollos nuevos podemos esperar. Un aspecto obvio en el que la teología podría dar un paso hacia adelante en Aparecida es el énfasis en cuestiones ecológicas. El Consejo Nacional Brasileño del Laicado lo pidió en su carta “La Dirección para Aparecida: Manifiesto del Pueblo de Dios”: “sin una espiritualidad nueva, integrando la lucha por la libertad ecológica, no habrá frutos y corremos el riesgo de destruir el lugar de la alianza de Dios con los seres humanos y con toda la Creación”.

Hablar de ecología en América Latina es evocar la antigua sabiduría de los pueblos indígenas que vivían en armonía con la naturaleza y con un sorprendente conocimiento de su entorno. Uno de los desarrollos de la teología de la liberación en los últimos 15 años es abrazar la “teología india” emergente (término que se prefiere a ‘teología indígena’), que abraza los mitos y sabiduría tradicional en lugar de rechazarlos como algo pagano. La sabiduría de la espiritualidad indígena también figura en un artículo del instigador de la teología de la liberación Leonardo Boff publicado en Folha de São Paulo el día en que se inauguró Aparecida. Denunció la guerra en la Iglesia en la que la ‘violencia’ implícita en el silenciamiento de teólogos (como él mismo) deja víctimas que están ‘moralmente muertas’. Pidió una ‘opción de diálogo’ en relación a otras tradiciones espirituales, explicando que los brasileños son ’sincretistas naturales’. Pero mantuvo que “ésta no parece ser la opción de Benedicto XVI”.

Sin embargo, a la vez que sus [Boff] palabras se publicaban, Benedicto XVI estaba esforzándose en demostrar que [Boff] estaba equivocado. Se atrevió a decir en la Misa de inauguración, en una preciosa homilía que entrelazaba las tres lecturas en relación con la Conferencia de los Obispos que “los líderes de la Iglesia [en el Concilio de Jerusalén] discuten y argumentan, pero en una actitud constante de apertura religiosa” y este sigue siendo “el método por el que obramos en la Iglesia”. ¿Significa ésto que la disensión abierta se acepta ahora oficialmente? Esto sí que sería una noticia, ciertamente.

Hubo más motivos de esperanza durante la tarde cuando Benedicto XVI, por lo general tan unido a la cultura cristiana europea afirmó “la sabiduría de los pueblos indígenas” que “afortunadamente les condujo a una síntesis entre sus culturas y la fe cristiana que los misioneros les ofrecían. De aquí surgió la rica y profunda religiosidad popular en la que vemos el alma de los pueblos de América Latina”.

Benedicto XVI ha dejado su huella en la Conferencia con su presencia. Pero más que un sello, parece como si fuera una invitación a hablar con un poco más de libertad que antes, y a ser un poquito más abierto con la sabiduría de las culturas indígenas. Sólo un poquito.

    [Artículo publicado en abierto el 19 de Mayo de 2007 en la revista inglesa The Tablet y traducido por MR para ATRIO]

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