Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

Nota muy dura de los obispos

22-Junio-2007    Atrio
    La Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal ha hecho pública una Nueva declaración sobre la Ley Orgánica de Educación (LOE) y sus desarrollos: profesores de Religión y “Ciudadanía”. Repite otras declaraciones con más dureza y pidiendo decidida defensa contra la agresión con “todos los métodos legítimos”.

    En la Nota los obispos vuelven a repetir de una manera tajante que en la ley “el Estado se arroga un papel de educador moral que no es propio de un Estado democrático de Derecho”. Y “los centros educativos del Estado, perdiendo su obligada neutralidad ideológica, impondrán a quienes han optado por la religión y moral católica otra formación moral no elegida por ellos”.

    Pero lo más importante es que en esta ocasión animan ya a reaccionar decididamente ante esta agresión del gobierno y dejan entrever las medidas que se podrán emplear para ello, sea por los individuos que por los centros o asociaciones de padres:

    En esta situación, se han planteado muchas dudas acerca del modo adecuado de responder a tal desafío. En nuestra Declaración de febrero hemos exhortado a todos a actuar de modo responsable y comprometido ante una asignatura inaceptable tanto en la forma como en el fondo. Los medios concretos de actuación de los que disponen los padres y los centros educativos son diversos. No hemos querido ni queremos mencionar ninguno en particular. Deseamos, en cambio, recordar que la gravedad de la situación no permite posturas pasivas ni acomodaticias. Se puede recurrir a todos los medios legítimos para defender la libertad de conciencia y de enseñanza, que es lo que está en juego. Los padres harán uso de unos medios y los centros, de otros. Ninguno de tales medios legítimos puede ser excluido justamente en ninguno de los centros en los que se plantea este nuevo desafío: ni en los centros estatales ni en los de iniciativa social.

Y acaba con un llamamiento a la unidad de todos los católicos que no se había producido nunca, ni siquiera cuando un gobierno estaba implicando a España en una guerra que el mismo Papa proclamaba era injusta y portadora de grandes males: “Cuando está en cuestión un derecho tan fundamental, como el de la libertad de conciencia y de enseñanza, todos –y los católicos, en particular– debemos mostrarnos unidos en su defensa”.

Sobre este tema ya en otra ocasión nos referimos al Debate que publica IGLESIA VIVA en su último número. Tras presentar los argumentos de los obispos -nota anterior de la CEE y artículo de Camino , Juan Antonio Marina los rebate. De este artículo de Marina (filósofo sensato, de gran prestigio ético y muy favorable a tomar en consideración el cristianismo) publicamos los últimos párrafos:

  • 4. La crítica de la Conferencia Episcopal sobre el relativismo moral y la ideología de género.
    • La segunda crítica episcopal se refiere al contenido de la asignatura que “impone el relativismo moral, la ideología de género, y una ideología desestructuradora de la identidad personal. Sus contenidos son perjudiciales para el desarrollo integral de la persona”.

      Vayamos por partes. ¿Es verdad que defiende el relativismo? Al revisar los contenidos no veo esta defensa por ninguna parte, puesto que lo que se enseña son los Derechos Humanos, que no son nada relativistas.
      También se realiza una crítica a esta asignatura porque defiende la ideología de género. Aquí los obispos revelan una de sus preocupaciones. En el programa no se habla de este asunto. Los obispos lo inducen a partir de una palabra que les resulta reveladora y escandalosa: “homofobia”. El párrafo merece una lectura atenta: “En cambio, el nuevo concepto de “homofobia” forma parte de los contenidos previstos como enseñanzas mínimas por los Reales Decretos. Bajo tal concepto se esconde una visión de la constitución de la persona más ligada a las llamadas “orientaciones sexuales” que al sexo. De ahí que el sexo, es decir, la identidad de la persona como varón o mujer, sea suplantado por el género, precisamente cuando se señalan los criterios según los cuales se evaluará la conciencia moral de los alumnos de secundaria”.

      ¿Qué dice el Real Decreto? La palabra “homofobia” aparece en el siguiente contexto: “Valoración crítica de la división social y sexual del trabajo y de los prejuicios sociales racistas, xenófobos, sexistas y homófobos”. Esta es la única mención que se hace de la homofobia, y es para decir que se deben valorar críticamente los prejuicios. ¿Hay alguien que esté en contra? Una declaración reciente del Parlamento europeo afirma lo mismo. Vayamos a los criterios de evaluación. Lo que dice textualmente es lo siguiente: “Identificar y rechazar, a partir del análisis de hechos reales o figurados, las situaciones de discriminación hacia personas de diferente origen, género, ideología, religión, orientación afectivo-sexual y otras, respetando las diferencias personales y mostrando autonomía de criterio”. Esto es todo. ¿De dónde sacan que hay una visión de la constitución de la persona ligada a las llamadas “orientaciones sexuales”? Y lo que ya no puedo comprender es a qué se refieren al decir que esta asignatura contiene “una ideología desestructuradora de la identidad personal”. Como no entiendo lo que dice, no puedo ni aceptarlo ni rebatirlo. Desde luego, en mi texto no hay ni relativismo, ni ideología desestructuradora.

  • 5. La objeción de conciencia a la enseñanza de “Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos”
    • Basándose en estos argumentos, obispos y asociaciones animan a los padres a que se acojan a la objeción de conciencia. Me parece muy bien, si lo hacen sabiendo lo que hacen, porque las explicaciones que se están dando a los padres son –al menos en los casos que conozco- absolutamente engañosas.

      La objeción de conciencia, como otros casos de desobediencia civil admitidos por las leyes, es un refinado precepto ético, que las democracias desarrolladas admiten como una cláusula de seguridad para comprometerse a revisar la legislación o a autorizar el incumplimiento de una ley. Se trata de algo que hay que tomar con gran mesura, porque permite nada menos que violar legalmente la ley, y algo así no se puede dejar al arbitrio individual, porque desarbolaría el sistema jurídico entero. El que la iglesia apele a ella me parece un claro reconocimiento acercamiento a la ética. La objeción de conciencia no es un derecho religioso, sino ético. Un católico no puede presentar una “objeción de conciencia, por ejemplo, a la indisolubilidad del matrimonio católico. No puede pedir autorización para no cumplir un precepto arguyendo que su conciencia se lo prohíbe. Lutero fue un objetor de conciencia y ya conocen la historia.
      Defiendo a ultranza la objeción de conciencia. Y acogerse a ella puede enriquecer el debate ético porque, no lo olvidemos, la objeción tiene que ser justificada. Uno de los fenómenos más interesantes del actual panorama ético-jurídico es que se han multiplicado las razones por las que se apela a la objeción de conciencia. Los sihjs, que deben llevar turbante, han objetado la obligación de llevar casco cuando van en moto. Y en Estados Unidos se desestimó la objeción de una secta que utilizaba drogas para sus ceremonias litúrgicas.

      Dado mi interés por los debates éticos, me parece estupendo que los padres objeten, sabiendo que tienen que justificar su objeción. Y que si no se la aceptan los tribunales, sus hijos tendrán que estudiar esa asignatura, sin la cual no podrán terminar sus estudios.

      ¿Hay materia para justificar la objeción de conciencia? A mi juicio, no la hay, y eso es lo que he intentado argumentar en este artículo.

      En cambio, lo que me parece necesario es que los padres, en el ejercicio de sus derechos y de sus deberes educativos, presten mucha atención a lo que se les enseña a sus hijos. Tienen que saber que el marco de teórico de la “Educación para la Ciudadanía” es muy riguroso. No se puede enseñar nada que no esté fundamentado científicamente –hay contenidos psicológicos, históricos y sociales- ni que exceda del contenido de los Derechos Humanos.

  • 6. Una petición desde la realidad
  • Todo lo que he discutido aquí acerca del derecho de educar, se mueve en la irrealidad. Da por sentado que la educación es una actividad limitada y controlable. Pero no es así. Todos educamos constantemente, queramos o no queramos, bien o mal. Es imposible poner puertas al campo.

    Mucho me temo que la educación moral de nuestros jóvenes no la estén ejerciendo los padres, ni las escuelas, ni las iglesias, sino el ambiente. Los hijos creen, piensan y actúan no como sus padres quieren, sino como su grupo decide. Y el grupo piensa y siente como le está indicando un entorno duro, ferozmente individualista, que presiona desde el consumo hacia un hedonismo del usar y tirar. Nuestros jóvenes están intoxicados de comodidad y de una irresponsabilidad inducida.

    La presión social limita la eficacia educativa de padres y de docentes, que tenemos que sentirnos en el mismo barco, buscando lo mismo: el bien de sus hijos, que tiene que ser el bien de la sociedad. Para intentar cambiar esta situación, desde hace tiempo propongo una Movilización Educativa de la sociedad. Puesto que educamos todos, hagámoslo bien. Esta Movilización tiene dos lemas. El primero es lo más sabio que he oído en educación, un proverbio africano que dice: “Para educar a un niño, hace falta la tribu entera”. El segundo es una consecuencia del primero: “Para educar bien a un niño, hace falta una buena tribu”.

    Escribo este artículo para Iglesia Viva, una revista cristiana de pensamiento, y me gustaría pedir a los cristianos coraje y ayuda. ¿No es más sensato intentar aprovechar todos los medios educativos de que disponemos –incluida la asignatura de “Educación para la Ciudadanía”- para intentar elevar el nivel ético de nuestra sociedad? No me canso de repetir que la ética no está reñida con la religión. Al contrario, es la gran propedéutica, la única apologética posible. Y no lo digo yo, lo dicen los profetas, que sabían de esto más. En el salmo 15 se lee: “Yahvé, ¿quién vivirá en tu tienda? ¿Quién habitará en tu monte santo? El de conducta íntegra que actúa con rectitud, que es sincero cuando piensa y no calumnia con su lengua; que no daña a conocidos ni agravia a su vecino; que mira con desprecio al réprobo y honra a los que temen a Yahvé; que jura en su perjuicio y no se retracta, que no presta dinero a usura, ni acepta soborno contra el inocente”.

    Eso es, palabra por palabra, un programa de educación para la ciudadanía. ¿Por qué no dejamos de hablar tanto de los homosexuales, y nos ponemos a construir entre todos el reino de Dios, es decir, a transfigurar la realidad mediante la justicia?

    JOSE ANTONIO MARINA

    Haz hoy mismo tu APORTACIÓN (Pinchar aquí)

    Escriba su comentario

    Identificarse preferentemente con nombre y apellido(s). Se acepta un nick pero con dirección de e-mail válida.

    Emplear un lenguaje correcto, respetar a los demás, centrarse en el tema y, en todo caso, aceptar las decisiones del moderador